Bergoglio: “…luego pasa lo que pasa”

Francisco Delgado | Presidente de Europa Laica
nuevatribuna.es | 16 Enero 2015

El poder civil, la ciudadanía, creyente o no, debería de estar atento a este tipo de “mensajes-bomba”

Bergoglio… el jefe argentino del “universo católico”, con esa carita de anciano afable, de tolerante, de populista, de “amigo de los pobres”…. en muy poco tiempo ha soltado, entre otros, dos “mensajes-bomba” que deberían de hacernos reflexionar a todas y a todos y sobre todo al poder civil: En su viaje a Manila, ha dicho: “No se puede provocar, ni ofender a la religión, que luego pasa lo que pasa”, semanas antes en el Parlamento europeo afirmó refiriéndose a la interrupción voluntaria del embarazo: “…o de los niños asesinados antes de nacer”.

A veces ha encontrado el “aplauso” de quienes desconocen o quieren desconocer (en ocasiones, por motivos espurios) el significado histórico del papado y de la jerarquía excluyente que ello significa.

En ambas afirmaciones se detecta la intolerancia dogmática que profesan la inmensa mayoría de líderes religiosos, sobre todo de las religiones abrahámicas, que han combatido y combaten, si es necesario para sus intereses, “a sangre y fuego” a quienes no piensan como ellos…

…A quienes hacen crítica más menos ácida de la religión (como lo hacen de otras muchas cuestiones “mundanas”), a quienes niegan sus dogmas y falsas promesas, a quienes combaten sus privilegios, a quienes denuncian sus riquezas e hipocresía…

…Insultan a las mujeres que abortan por cuestiones de salud o en base a su libre conciencia, a quienes conciben la sexualidad de forma diferente a como ellos la predican para los demás, a quienes niegan la religión o la existencia de Dios, a quienes no son de su mismo club o asociación religiosa, a quienes -aun profesando la misma fe- no aceptan la jerarquía o ciertas consignas del líder…

…Siempre encuentra “brazos armados” de forma metafórica o real para ejecutar, física o socialmente, a quienes no “comulgan” con sus dogmas y consignas.

Bergoglio, que va de progre, que habla de la justicia social, que critica los mercados, el poder del dinero y el sistema capitalista del que su corporación religiosa forma parte… que pregona que va a cambiar las estructuras rígidas del Vaticano, el Papa en el cual muchos católicos -de buena fe- tienen puestas algunas esperanzas de que puede romper las inercias vetustas, jerárquicas y algo oscuras de la Iglesia…  el Papa que se ha hecho tan famoso, e -incluso- es “admirado” por algunos, dentro y fuera de su Iglesia…

…Es uno más, en versión siglo XXI (la época de las redes sociales y de la comunicación). Pero hubo otros del mismo estilo anteriormente… que forman parte del club -que a lo largo de la historia- organizaron los sindicatos católicos y las organizaciones para los pobres (con intereses específicos)… y, también, montaron la Inquisición y los Tribunales de la fe, las Cruzadas contra el “infiel”, formaron parte de las dictaduras nacional-católicas… en suma, siempre, se han aliado con el poder político o forman parte del poder, directa o indirectamente.

El poder civil, la ciudadanía, creyente o no, debería de estar atento a este tipo de “mensajes-bomba”, pues como dice el mismo Bergoglio: “luego pasa lo que pasa”.

http://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-delgado/bergoglio-luego-pasa-pasa/20150116123712111325.html

Día Internacional del Laicismo y la Libertad de conciencia

Coral Bravo
Retazos, 11/12/2014
Las creencias personales son un asunto privado, el más privado de todos

El pasado día 9 de diciembre los laicistas y librepensadores españoles celebramos el día Internacional del Laicismo; día elegido por la asociación laicista Europa Laica, en su interés por tener una fecha conmemorativa que simbolice el empuje creciente del movimiento laicista español e internacional, cada día más consciente, y más extendido en la sociedad española y en todas las sociedades democráticas.

Europa Laica eligió los 9 de diciembre para tal conmemoración simbólica por referencia a una fecha clave en el desarrollo de las democracias occidentales: el 9 de diciembre de 1905, fecha de la proclamación de la Ley francesa de “Separación Iglesias-Estado”; a partir de la cual Francia se constituyó en un Estado realmente laico y, por tanto, verdaderamente democrático.

Pero, además, se eligió ese día como recordatorio y reconocimiento de una fecha clave también en la historia española, el 9 de diciembre de 1.931; día en que se proclamó la Constitución de la II República Española, hito en el laicismo español por contemplar Leyes y disposiciones de claro carácter laicista, equiparables a la Ley francesa mencionada, y que hizo que, por un breve espacio de tiempo, el laicismo formara real y efectivamente parte de la realidad de los españoles.

Europa Laica ha hecho público, en esta conmemoración, un manifiesto que deja muy clara la nefasta situación actual en España de la laicidad, que, como todos vemos y percibimos día a día, ha vuelto a ser, con la derecha en el gobierno, una utopía, un sueño a alcanzar. Empieza el manifiesto con estas palabras: “…Denunciamos la vulneración que en todo el mundo se hace del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y expresión, fruto en muchos casos de la enorme influencia que las confesiones religiosas mantienen sobre los gobiernos, de forma muy diversa, marcando las políticas económicas, educativas, jurídicas, etc., en mayor o menor grado. Incluso, en pleno siglo XXI, hay Estados teocráticos y confesionales, en donde el dogma religioso es a su vez la ley civil, y en donde el crimen contra la libertad de conciencia y todo tipo de derechos de ciudadanía quebrantan el Estado de Derecho con toda impunidad.”

Palabras que sintetizan muy bien el indecente confesionalismo que ennegrece el panorama español. Y tan es así que llevamos años escuchando verdaderos disparates supersticiosos e irracionales, ni propios de niños de preescolar, de boca de los mismísimos gobernantes de la derecha, tan pía ella; disparates como encomendarse a los santos para salir de la crisis que ellos mismos han generado, o como destruir el empleo y pedir a la virgen que nos saque de él; o como recomendar a los parados la oración para paliar el estrés que les produce. Todo ello, por supuesto, ya sabemos, mientras algunas fortunas personales, las arcas de la Iglesia y el saldo de diversas cuentas de Suiza y otros paraísos fiscales crecen descaradamente.

No es ningún descubrimiento el hecho evidente de que allá donde se instala la religión se expande el nepotismo y la corrupción, se imposibilita la democracia, se impone la irracionalidad y la superstición, se extiende el fanatismo y la intolerancia, se promulga la incultura y la cerrazón a la hora de percibir el mundo, se detiene el progreso, se coartan las libertades, se frenan los derechos humanos, se anula el librepensamiento, se venera el oscurantismo y la sinrazón, y, atendiendo a lo más prosaico, se vacían con primor las arcas públicas; y privadas, de los que se dejen. No hay más que echar un vistazo a los estragos que hace el Islam en el mundo árabe, tantos como los ha hecho y sigue haciendo el cristianismo en Occidente, es más de lo mismo. Francia se convirtió en el paradigma de las democracias modernas a partir de expulsar a la Iglesia católica de los asuntos de Estado. Los países nórdicos son, igualmente, el único paraíso democrático del planeta precisamente por su laicismo.

A pesar de ello, y a pesar de lo que dice el clero al respecto defendiendo sus intereses, el laicismo no ataca ni desprecia a ninguna religión, ni a ninguna creencia, sea la que fuere. El laicismo exige, al contrario, el respeto a la libertad de pensamiento y de creencia o increencia. Y exige la asepsia confesional del Estado, en tanto que está obligado, como un espacio público, a atender en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos, piensen como piensen y crean en lo que crean, en el dios cristiano, en el dios protestante, en Buda, en el becerro de oro o en un burro verde que vuela. Es lo mismo, las creencias personales son un asunto privado, el más privado de todos.

Argumenta el clero que el laicismo es radical. Aunque, como dice el inglés Pat Condell, hay asuntos en los que ser radical no sólo es oportuno, sino necesario. Si queremos vivir en un mundo justo y habitable, hay que ser radical defendiendo los derechos humanos, repudiando el crimen, la misoginia, la crueldad y la tortura, contra humanos o contra animales, dando espacio a la tolerancia, a la cultura, a la igualdad esencial de todos los seres que existen. Dijo Thomas Mann que la tolerancia es un crimen cuando lo que se tolera es la maldad. Y, como leí hace poco en el blog del politólogo François Coll, la laicidad no es, tan siquiera, una opinión, sino sólo la libertad de poder tenerla. Y, como dejó escrito el gran Shakespeare hace casi quinientos años, hereje no es el que arde en la hoguera, hereje es el que la enciende.

Coral Bravo es Doctora en Filología

http://www.elplural.com/opinion/dia-internacional-del-laicismo-y-la-libertad-de-conciencia/

“Mi madre es una desconocida para mí”

Mujeres engañadas y niños robados relatan su reencuentro

Tras las pruebas de ADN comienza una frustrante carrera para recuperar el tiempo perdido


Benedicta García cuenta cómo era su vida antes y después de encontrar a su hija robada. / FOTO: ALEJANDRO RUESGA / VÍDEO: ÁLVARO DE LA RÚA, NATALIA JUNQUERA Y PAULA CASADO

El salón de la casa de Benedicta García está cubierto de fotos de su hija. Apenas queda hueco en las paredes para un calendario en el que un gran círculo señala una fecha, 28 de noviembre: “Tres años desde que encontré a Pili”, dice justo al lado. En las estanterías, colocados como si fueran trofeos, hay una decena de vídeos que su hija robada, Pilar Monclús, le ha ido enviando desde Barcelona para enseñarle a su madre los 46 años que se ha perdido: su primera comunión, su boda, el nacimiento de sus dos nietas, las fiestas de cumpleaños, los disfraces de Carnaval…

Varios miles de personas en España se acuestan cada noche soñando con reencontrarse, como Benedicta y Pilar. Han llenado fiscalías y juzgados de denuncias por robo de bebés (más de 3.000) y foros de Internet de fechas, nombres de hospitales, fotos y descripciones de marcas de nacimiento con la esperanza de encontrar al niño robado o a la madre engañada. Pero los pocos que lo han conseguido saben que tras la prueba de ADN que confirma el parentesco se abre un difícil proceso, una agotadora y frustrante carrera para lograr lo imposible: recuperar el tiempo perdido.

Benedicta García y Pilar Monclús

Vivieron de manera distinta su primer encuentro. “Me tomé dos pastillas para los nervios y una tila y bajé al portal. Cuando la vi llegar me di cuenta de que era mi hija. El corazón me latía… fue impresionante”, recuerda Benedicta, de 75 años. “Ella nos esperaba en el portal y en cuanto la vi pensé: ‘Esa es mi madre”, coincide Pilar. “Nos dimos un beso, subimos a su casa, charlamos… Fue algo frío”, añade. “A los dos días volví yo sola y lo pasé mal. Ella quería ejercer de madre, pero para mí era una desconocida. Me sentí muy mal, me agobié. Me dio un ataque de ansiedad. Con el tiempo se me ha ido pasando, pero es muy duro. Yo no puedo cambiar su vida ni ella la mía. No sé cómo es, la voy conociendo poco a poco. Para mi mis padres son los que me criaron. Es muy difícil establecer una relación madre-hija, con 50 años. Ahora intento no comerme la cabeza. La quiero mucho y me tiene aquí para lo que necesite. La llamo casi todos los días y le mando fotos y vídeos para intentar ponernos al día, pero es imposible”.

Junto a los vídeos, Benedicta muestra con orgullo los álbumes que ha ido llenando, carta tras carta, con las fotos que le envían las personas que más quiere en el mundo, pese a ser las que menos tiempo llevan en su vida. “Esta es del día que nos conocimos, cuando Pilar vino a verme a Logroño con su familia. Antes la llevaba en la cartera, pero hubo robos en mi barrio y la saqué”. A Benedicta no le preocupaba que le quitasen el dinero. Le angustiaba la idea de que el ladrón se llevase esa estampa que recoge el momento más feliz de su vida.

Tenía 26 años cuando llegó a un pequeño pueblo de la costa brava a trabajar de interna en una casa. Allí se enamoró de un ferroviario y se quedó embarazada. “Me dijo que no quería saber nada. No le volví a ver”. Ella lo desconocía, pero su novio estaba casado y tenía hijos. Su familia no la ayudó y Benedicta, a punto de convertirse en madre soltera en la España de los sesenta, decidió irse a Bilbao. “Fui allí como podía haber ido a otro sitio. Solo quería ir a una ciudad grande donde nadie me conociera”. En la casa cuna de Bilbao las monjas le dijeron que podía dejar allí a su hija mientras estaba trabajando e ir a verla cuando quisiera. “Pero empezaron a darme largas, a decirme un día que estaba dormida, otro que estaba enferma… y yo me volvía a casa llorando sin verla. El día que le llevaba una medallita y unos pendientes, sor Bernardina me dijo que no volviera más, que mi hija estaba con una familia y que me olvidara de ella. Nunca pensé que las monjas pudieran hacer esas cosas”.

Pilar Monclús, y su madre, Benedicta García, el día que se conocieron, en noviembre de 2011.

Benedicta contrató a un abogado para que presentara una denuncia y buscara a un detective que localizara a su pequeña. “Pero las monjas pagaron al abogado y el abogado al detective, que me dijo que mi hija estaba estupendamente con otra familia y que no la buscara más”.

Años más tarde, Benedicta se casó, pero no tuvo más hijos. Sobrevivió al accidente de tráfico en el que perdió a su marido, Carlos, en 1980, y siguió buscando a Pilar. No se quitó aquella medallita que le habían impedido ponerle a su bebé hasta que la tuvo delante, 46 años después, y pudo al fin entregársela. “Yo no quería morirme sin encontrarla”, explica Benedicta. Contrató a otro abogado y a otro detective. Les llevó toda la documentación y esperó. “Hasta que me llamó y me dijo: ‘Bene, pásate por aquí, que tengo buenas noticias”.

Llegó a casa con el teléfono de su hija anotado en un papel, pero después de haber estado buscándola toda su vida, no se atrevía a llamar. “Me puse nerviosísima. Pensé que igual ella no querría saber nada de mí”. Finalmente, se armó de valor y llamó a una casa a 480 kilómetros y 46 años de distancia. “Estaba temblando”.

Cogió su nieta. Pilar había salido, pero cuando volvió a casa recibió un mensaje que la dejó de piedra: “Ha llamado una señora de Logroño que dice que es tu madre biológica”. Pilar devolvió la llamada y puso el teléfono en altavoz para que su marido y sus hjijas, de 20 y 13 años, escucharan la conversación. Duró una hora. “Las dos estábamos muy nerviosas, sobre todo yo. Me preguntó por qué la había abanonado y le expliqué lo que había pasado”, recuerda Benedicta.

“Hubiese preferido ser una niña abandonada”, explica Pilar. “Saber que has sido robada, que habían destrozado la vida de una mujer, de una madre, te descuadra totalmente y sientes mucha rabia”. Ella supo que era adoptada con 13 años. “Me enteré por terceras personas, se lo pregunté a mis padres y lo corroboraron. Siempre pensé que mi madre me había abandonado hasta que hace unos años vi un programa de niños robados. Miré mi documentación, vi irregularidades y puse una denuncia en el juzgado de Barcelona que se archivó por falta de pruebas”. Pilar, como la mayoría de niños robados, tuvo una infancia feliz. “Tuve mucha suerte con mis padres adoptivos. Sé que pagaron una cantidad de dinero, pero supongo que a ellos también les engañaron. Murieron hace años. No sé cómo habrían reaccionado hoy”.

Benedicta y Pilar siguen conociéndose. Y sorprendiéndose. “Es impresionante. Pese a haber estado tanto tiempo separadas nos parecemos muchísimo, ¡hasta en la manera de andar!”, dice Pilar. También Benedicta lo repite desde su salón mientas ve los vídeos una y otra vez: “Nos parecemos mucho. Cuando los miro lloro y me río. Es mi hija y la quiero tener conmigo, pero ella tiene su vida y yo la mía. Nos vemos cuando podemos y así vamos haciendo la amistad, cogiendo confianza, pero cuesta mucho, porque el tiempo perdido es muy difícil recuperarlo”. Pese a las dificultades, encontrar a su hija la ha cambiado. “Todo el mundo me lo dice. Antes era retraída, apenas hablaba, estaba siempre triste. Ahora soy otra, tengo alegría..”.

María Luisa Torres y Pilar Alcalde

Pilar Alcalde (izquierda) y su madre, María Luisa Torres, poco después de su reencuentro, en 2011. / GORKA LEJARCEGI

María Luisa conoció a su hija Pilar 29 años después del parto en la clínica Santa Cristina (Madrid). Allí se la había quitado María Gómez Valbuena, la primera monja imputada por robo de bebés. El proceso judicial concluyó poco después de la muerte de la religiosa, en enero de 2013, pero mientras duró, decenas de mujeres que buscaban a sus bebés robados solían arropar a María Luisa y Pilar a las puertas del juzgado. Ver a madre e hija llegar juntas, cogidas de la mano, era el mejor motivo para la esperanza. Todas querían ser como ellas.

Maria Luisa y Pilar disfrutaron durante dos años de sí mismas. Se contaron sus vidas, se deshicieron en abrazos. “Era como si nunca hubiéramos estado separadas”, recuerda Maria Luisa. Pilar se fue de vacaciones a Ibiza con las hermanas a las que acababa de conocer. Pasó la primera nochebuena de su vida con su madre en 2011. “Iba a mudarse a vivir con nosotras”, asegura María Luisa. Pero todo se torció.

“Hace 13 meses que no hablamos. Un día dijo que necesitaba tiempo y ya no volvimos a saber nada”, lamenta María Luisa. “Perderla de nuevo, después de 29 años esperando, ha sido el palo más duro de mi vida. En casa ya no hablamos del tema. Es muy doloroso”.

Antonia Morro

“Mis padres nunca me ocultaron que era adoptada y cuando con 16 años quise encontrar a mi madre biológica, me ayudaron a buscar”, explica Antonia Morro. “A ellos les habían dicho que era una prostituta y que yo no era la primera hija que abandonaba. Mi madre [adoptiva]solía decirme: ‘Ahora será mayor, seguro que si la encuentras podrás ayudarla”.

Pero la madre de Antonia ni era prostituta ni la había abandonado. “Murió tras el parto, el 20 de agosto de 1963. Y ese mismo día las monjas le dijeron a mi padre que yo también había fallecido. Él y mis tías siempre sospecharon. Fueron al cementerio y les dijeron que me habían enterrado con mi madre. Era todo mentira, ¿pero quién le llevaba la contraria a la Iglesia en los años sesenta?”.

Todo esto se lo contó su hermana cuando logró localizarla en agosto de 2011 gracias a la ayuda de dos empleadas del Consell de Mallorca. “Investigando, se enteraron de que mi madre había tenido cinco años antes una hija de una relación anterior y la encontraron. Fue ella la que me dijo que mi madre había muerto después del parto, que mis padres no estaban casados cuando nací yo, que mi padre le había pedido que me buscara…” Quedaron los tres para hacerse un test de ADN. “Fue muy emocionante porque cuando mi padre se bajó del taxi dijo: ‘No hay que hacer ninguna prueba, esa es mi hija’. La verdad es que teníamos la misma cara”.

Al principio todo fue bien. “Mi padre estaba contentísimo. Conoció a sus nietas. Me contó cómo había conocido a mi madre…” Pero la relación también se torció. “Personas de su familia metieron cizaña, pensando en herencias, y mi padre se dejó llevar. Hace muchos meses que no hablamos. Pero no estoy dolida. Yo iba buscando a mi madre y ya no estaba, pero encontré una hermana con la que tengo una relación maravillosa. Tu padre es el que te cuidó cuando estabas enferma, el que te llevaba al colegio, el que te castigaba… el mío está en el cielo y no lo va a sustituir nadie”.

Su madre adoptiva también falleció hace siete años. En el salón de Antonia hay una foto de los dos. Y junto a ellos, desde 2011, ha colocado una de su madre biológica. “Cada día de difuntos visito la tumba de los tres”.

Ensayo del primer saludo

Natalia Junquera

“Para un hijo adoptivo, encontrar a la madre biológica suele ser el final de un proceso: el de conocer su identidad. Y para la madre, en cambio, es el principio, a veces cree que va a recuperar al hijo”, explica Jaime Ledesma, mediador familiar especializado en reencuentros. Los hijos adoptivos que buscan a sus madres biológicas quieren satisfacer una curiosidad, no encontrar otra familia, porque sienten que la suya es la que les ha criado. Para evitar que ambas partes se hagan daño, “hay que ajustar las expectativas antes, ir lo más preparado posible al reencuentro”, añade el mediador.

La primera norma es “paciencia”. “Esto no debe hacerse de un día para otro. El proceso puede prolongarse meses antes del reencuentro. Tienen que escribirse cartas contándose su historia, mandarse fotos, preguntar todas las dudas que tengan”. La preparación psicológica incluye hasta ensayos del primer saludo, el momento crítico, porque ambas partes han fantaseado mucho sobre ese instante y es fácil que a la hora de la verdad, no sea como imaginaban.

Ledesma explica que “es muy difícil llegar a tener una relación madre-hija o madre-hijo. Puede llegar a haber mucha complicidad, pero después de tanto tiempo cuesta crear una relación de ese tipo. Lo que surge es un vínculo especial para el que habría que inventar una palabra nueva: algo entre la amistad y la relación familiar. En el caso de niños robados, el hijo siente rabia y la madre tiene que reelaborar el duelo”. Es decir, ella tiene que darse cuenta de que encontrarlo no es igual que recuperarlo. Y el hijo ha de asimilar una información que puede complicar la relación con sus padres adoptivos.

Desde 2007 los hijos adoptados tienen derecho, por ley, a conocer su origen y saciar su curiosidad. Pero al revés no: la madre biológica no puede pedir los datos de la familia a la que ha ido a parar su hijo. Ledesma cree que que en los casos donde haya indicios de robo o apropiación de ese bebé, la madre biológica debería tener más garantías. Y advierte sobre el cambio legal que recoge el anteproyecto de ley de protección del menor, en el que la madre biológica pasar de tener seis meses para arrepentirse y reclamar a su hijo a solo seis semanas. “Es poco tiempo”.

Más información

«La jerarquía católica en España son funcionarios de Dios, parece una empresa»

Juan José Tamayo, Teólogo
Tamayo alaba la figura del obispo Fidel García y señala la necesidad de las voces críticas como él dentro de la sociedad, la religión y la política

DIEGO MARÍN A. | LOGROÑO, 26 octubre 2014

«La gente tiene ya una conciencia crítica, no mítica»

«En una etapa de pensamiento único, el pensamiento crítico siempre da miedo»

El prestigioso teólogo Juan José Tamayo acudió el pasado viernes al Ateneo Riojano para ejercer de presentador en la puesta de largo del libro ‘Una voz disidente del nacionalcatolicismo: Fidel García Martínez, Obispo de Calahorra y La Calzada (1880-1973)’ (Universidad de La Rioja, 2014), de la doctora en Historia Contemporánea y colaboradora de Diario LA RIOJA, María Antonia San Felipe Adán. Tamayo (Amusco -Palencia-, 1946), doctor en Teología y Filosofía, director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid, cofundador y secretario General de la Asociación de Teólogos Juan XXIII y autor de libros como ‘Cincuenta intelectuales para una conciencia crítica’, es también autor del prólogo del estudio de San Felipe.

-La primera pregunta es obligada: ¿qué le parece el trabajo publicado por María Antonia San Felipe?

-Es excelente. El libro corresponde a la calificación que le dimos el tribunal a su tesis doctoral: ‘cum laude’. Es uno de los trabajos necesarios desde un punto de vista histórica. En realidad, es un libro de memoria histórica. Y es la memoria histórica de los vencidos, de los derrotados, humillados, silenciados… y tenían que hablar, que salir a la luz. La de Fidel García es una figura marginada durante el franquismo tanto por el poder político como por parte del poder religioso, excluida del ámbito de la toma de decisiones y, lo más preocupante, también ha habido un desinterés por parte de los historiadores. Por tanto, la rehabilitación de esta figura es una de las claves fundamentales del libro, al mismo tiempo que el reconocimiento de que durante algunos años del franquismo hubo, al menos, una voz crítica que se enfrentó al poder político y a su instrumento de partido único, la Falange.

-Entonces, ¿usted es partidario de rescatar esa memoria histórica?

-La memoria de los derrotados es el recuerdo de las víctimas, que creo que es la parte más importante del trabajo de María Antonia. Coincido con ella en que Fidel García es la figura más interesante del episcopado español de posguerra.

-¿Cómo conoció usted la figura del obispo Fidel García?

-Tenía un vago recuerdo… Yo estudié en el Seminario de Palencia y él fue magistral de la catedral, ganó unas oposiciones allí en 1910. Siempre oí un runrún silencioso -valga el oxímoron-, es decir, que se oía pero nunca se aclaraba qué conflicto tuvo. Luego leí algunas cosas pero de una manera muy tangencial. El estudio de María Antonia lo descubrí casualmente, durante unas jornadas de Filosofía que organizó Diego Bermejo en la Universidad de La Rioja. Entonces quise entrar en contacto con la autora y, desde ese momento, seguí toda su investigación.

-¿Cree que existen, o que son posibles actualmente, obispos como él?

-Ahora mismo, no. Intelectualmente, lo que predomina en el episcopado español es la mediocridad y don Fidel García fue un intelectual con una gran capacidad de análisis y de reflexión teológica, con un espíritu de estudio extraordinario. También por la adaptación al sistema, a los obispos lo único que les preocupa de la relación con el poder es conseguir el mayor número de privilegios y beneficios, sobre todo de carácter económico, educativo, fiscal, etc.

-Pero considera que serían necesarios, ¿no es cierto?

-Absolutamente, pero no existen. La jerarquía católica en España en los últimos treinta años son funcionarios de Dios, son gestores, administradores de una institución que más bien parece una empresa que un movimiento liberador al servicio del sector más marginado.

-¿Podría compararse a Fidel García con la «monja inquieta» sor Lucía Caram?

-Tengo alguna referencia de ella pero no puedo opinar porque no la conozco bien, la verdad.

-¿Por qué cuando aparece una voz crítica, tanto en política como en religión, es considerada tanto un héroe como un villano?

-En una etapa de pensamiento único, el pensamiento crítico siempre da miedo. La gente prefiere seguir la corriente del pensamiento oficial a tener opinión propia y voz crítica porque eso, en el fondo, genera una vida más tranquila y más cómoda. Pero yo creo que eso es un error porque si algo debe caracterizar el cristianismo es, precisamente, la capacidad de intranquilizar las conciencias, cuestionar el orden establecido y alterar las mentes instaladas.

http://www.larioja.com/culturas/201410/20/jerarquia-catolica-espana-funcionarios-20141020003923-v.html

Argentina – La Iglesia, en un spot de Abuelas de Plaza de Mayo

Derechos Humanos
El arzobispo José María Arancedo hace una exhortación “a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados o conozcan lugares de sepultura clandestina”. El mensaje será difundido como parte de la pauta publicitaria oficial.
Algún espectador desprevenido puede verse sorprendido en estos días por la aparición televisiva del arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, haciendo una exhortación, en nombre de los obispos católicos argentinos, “a quienes tengan datos sobre el paradero de niños robados, o conozcan lugares de sepultura clandestina, (para) que se reconozcan moralmente obligados a recurrir a las autoridades pertinentes”.
En el spot –que se difundirá por todos los canales como parte de la pauta de publicidad oficial– el arzobispo que preside la Conferencia Episcopal aparece flanqueado por la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y por Rosa Roisinblit, vicepresidenta.
El texto leído ahora por Arancedo ante las cámaras es parte de una declaración sobre el tema que ya había sido emitida por el Episcopado en noviembre de 2012, pero esta es la primera vez que el máximo representante de la jerarquía católica del país asume personal y directamente el pedido, accediendo a una solicitud que desde muchos años atrás han venido realizando no sólo las Abuelas sino la totalidad de los organismos de defensa de los derechos humanos, publica hoy Página 12.
El spot, que también puede verse en la página institucional de las Abuelas, lleva por título “La fe mueve hacia la verdad”. De manera coincidente, el obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, Jorge Lozano, dio a conocer una carta en la que se expresa en términos similares a los planteados por Arancedo. “Ha habido una red de silencio y complicidad que ha mantenido amordazada la verdad acerca de los bebés, ahora jóvenes adultos”, dice Lozano en su misiva. Y reitera también la “obligación moral” de aportar datos para quienes posean información. Porque “la moral no es solamente no mentir; esconder la verdad o callarla también es inmoral. No alcanza con no hacer daño a alguien. No realizar el bien posible también es lastimar”.
Dirigiéndose directamente a los fieles católicos, Lozano subraya que “si sos creyente en Dios, los mandamientos de no robar, no mentir, no matar también se aplican en estas circunstancias”.
En julio anterior, después de un encuentro con las Abuelas, la Conferencia argentina de religiosas y religiosos (Confar), que agrupa a las congregaciones de todo el país, también asumió el compromiso de colaborar en la búsqueda de niños nacidos en cautiverio.
A todo lo anterior se suma la invitación que el papa Francisco le formuló a la familia Carlotto para un encuentro en el Vaticano. Bergoglio manifestó su deseo de conocer personalmente a Ignacio Guido Montoya Carlotto y la reunión quedó fijada para el próximo miércoles 5 de noviembre, a las 17, en la residencia de Santa Marta, en Roma. Del encuentro participarán varios miembros de la familia Carlotto, quienes viajarán a Roma asumiendo el costo de sus traslados, mientras que, dada la invitación pontificia, una vez en Roma todos serán huéspedes de la Santa Sede. > L. R.

La memoria histórica que no gusta a la Iglesia

Los historiadores Francisco Espinosa y José María García publican ‘Por la religión y por la patria’, un ensayo que analiza el papel de la jerarquía católica en el golpe de Estado franquista y detalla los excesos por parte del clero

ALEJANDRO TORRÚS Madrid 27/07/2014

Imposición a Franco en 1954 de la Orden Suprema de Cristo.EFE

Imposición a Franco en 1954 de la Orden Suprema de Cristo.EFE

La Iglesia católica española nunca ha rehuido la memoria histórica. Al menos la propia. De hecho, la jerarquía eclesiástica ha dedicado un gran esfuerzo a honrar la memoria de sus mártires. Los fondos Biblioteca Nacional son prueba del afán de los religiosos en este aspecto. En concreto, cabe la pena resaltarlo una y otra vez, entre 1936 y 1939 fueron asesinados en España 6.629 religiosos, según la investigación del obispo Antonio Montero en la Historia de la persecución religiosa en España. Una cifra más que importante pero que, no obstante, sirvió para desmentir la propia propaganda franquista, que hablaba de 16.750 asesinatos.

La otra memoria histórica, la de los vencidos y la de los supuestos herejes ha gustado menos en la jerarquía católica, que continúa sin permitir el libre acceso de investigadores e historiadores a los archivos y expedientes personales de la época. Por ello, a día de hoy, continúan siendo necesarios libros como Por la religión y por la patria (Crítica), que acaban de publicar los historiadores Francisco Espinosa y José María García Márquez y que trata de poner luz en un asunto silenciado desde púlpitos, pasillos y despachos.

Entre 1936 y 1939 fueron asesinados en España 6.629 religiosos

«A nivel histórico ya es conocido que la Iglesia participó gustosamente en ‘la cruzada’. Este libro, en cambio, permitirá al lector encontrar historias reales de curas en la Guerra Civil detallando en qué medida participaron, cómo lo hicieron y recopilando toda una serie de historias personales diferentes», señala a Público Francisco Espinosa, coautor del ensayo.

La obra busca, como señala el historiador Ángel Viñas en una reseña de su blog, mostrar al lector «la otra cara de la moneda» de la represión religiosa; «la participación activa, indecorosa, vil, de numerosos clérigos en el asesinato y persecución que efectuaron los militares, la Guardia Civil, la Policía, la Falange y las demás fuerzas en una operación destinada a sembrar el terror en los territorios bajo control de los sublevados y a liquidar físicamente a la anti-España».

En esta búsqueda, los autores establecen una tipología de las diferentes formas en la que los sacerdotes participaron en la Guerra Civil. Así, se dan ejemplos de aquellos curas que participaron directamente en la ‘caza del rojo’; de los que dieron falso testimonio sobre el comportamiento de izquierdistas de cara a los consejos de guerra; los que alentaron desde los púlpitos y los micrófonos de radio a los que cometían barbaridades; y también da buena cuenta de otro grupo de religiosos que no dudaron en defender a la República y que también fueron castigados por las fuerzas sublevadas.»En el libro se acredita que la Iglesia española colaboró con el fascismo y que formó parte importante de la represión de muy diferentes maneras. Hay un mosaico enorme que hemos podido documentar aunque sin duda alguna su papel más relevante fue su masiva intervención en la elaboración de informes sobre sus fieles», explica a este medio José María García Márquez, que afirma que la Iglesia actuó como una «verdadera policía político-social».

El Padre Vicente: «Le cazaste»

La obra busca mostrar al lector la otra cara de la represión religiosa

Entre los numerosos casos documentados en la obra se encuentra el caso del navarro Padre Vicente, un capellán castrense de la Legión que fue descrito por el británico Peter Kemp como «el hombre más arrojado y sanguinario» que vio jamás en España. Kemp era un joven tory de ideas ultraconservadoras que luchó junto a los requetés y la legión y decidió publicar sus experiencias en 1937. El historiador inglés Southworth recuperó el relato de este combatiente que en su obra aludía al deseo de sangre del capellán, quien le apremiaba «con sus gritos a que disparara» contra los republicanos y cómo, aún después de alejarse de su lado, escuchaba al cura decir: «¡No le dejes que se escape! ¡No le dejes que se escape! ¡Dispara, hombre, dispara! ¡Le cazaste!».

«Es consolador ver cómo mueren muchos»

La obra recoge también el caso del jesuita Bernabé Copado, que fue capellán militar con la Columna Redondo, que adopta el nombre de su líder, «un fanático militar carlista que había dejado el ejército acogiéndose a la generosa Ley Azaña». Al cura pertenecen estas palabras que se recogen en la obra Con la Columna Redondo. Combates y conquistas. Crónica de güera (1937):»Es consolador ver cómo mueren muchos, mejor dicho, la totalidad. Todos se confiesan y algunas de las muertes han sido edificantes y sobremanera consoladoras. En Cortegana fueron fusilados en una noche seis, entre ellos estaba un médico, muchacho de veintiséis años, que hacía once meses se había casado y tenía un hijo de cinco días. Cuando llegamos al lugar del fusilamiento a las dos de la madrugada, los seis me abrazaron; recibieron de nuevo la absolución y el médico, en nombre de los demás, me dijo que morían consolados y con la esperanza de que habíamos de hacer una España grande, ya que los políticos y ellos la habían destrozado, y que por esto ofrecían sus vidas y su sangre».

El obispo de Madrid-Alcalá: Eijo Garay

«Habíamos de hacer una España grande»

El 26 de junio de 1923 Eijo Garay fue nombrado obispo de Madrid-Alcalá y permanecería en el cargo durante cuarenta años. Suyas son estas palabras que se publicaron en la revista Martín Códax: «Dios está entre nosotros. Dios está con Falange. Y la Falange, que ayuda en los frentes a ganar la guerra y prodiga en la retaguardia la caridad cristiana, salvará a España». También se conoce de este obispo la contestación que dio a cuatro esposas de condenados a muerte en 1941 cuando éstas le pidieron clemencia.
«Muy señoras mías: En contestación a su carta, pidiéndome que intervenga a favor de sus familiares condenados a dar cuenta a Dios de sus culpas, siento mucho manifestar a ustedes, que no me es posible hacer otra cosa en su favor que rogar a Dios Nuestro Señor que les dé lo que más le convenga…», contestó el religioso.

«Muerto el animal, muerta la rabia»

La obra recoge el siguiente pasaje de las memorias de Jesús Pueyo Maisterra, de Uncastillo (Zaragoza). «Otros de los sucesos más horribles, que tuvimos que presenciar, fue el fusilamiento de Basilia Casaus, que tenía 19 años y que estaba embarazada de gemelos, según el médico le faltaban entre una o dos semanas para dar a luz. Teniendo en cuenta el pronóstico del médico, la Guardia Civil aceptó esperar para fusilarla. También la Falange decidió esperar. Pero su primo, que era sacerdote, se negó a prorrogar la sentencia y en contra de la decisión del médico Don Jesús, de la Guardia Civil y de la Falange, dijo: ‘Hay que fusilarla, muerto el animal, muerta la rabia’, y fue fusilado frente al castillo de Sádaba».

«Un día de verdadero gozo para la cristiandad»

En el capítulo Un país poblado de curas fascistas se recoge el discurso radiofónico del padre Carballo: «Ayer, día de la Asunción, se celebraron en todos los frentes y todas las ciudades reconquistadas a los ‘rojos’ solemnes misas de gloria a la religión civilizadora de nuestra patria. Nuestro glorioso ejército, la guardia civil, los requetés y las centurias falangistas, así como toda la población fiel a España, se postró fervorosamente, besando el crucifijo y llorando de emoción por la próxima caída de Madrid, después de destruir a su paso la impiedad moscovita, cuyos prisioneros, momentos antes de ser fusilados por nuestros bravos legionarios de África, besaron los símbolos sacrosantos de la religión entre protestas de arrepentimiento.

«¡Dispara, hombre, dispara! ¡Le cazaste!» Recemos todos por la salvación de España contra el poder extranjero de las logias que no conocen la piedad y el amor. Ayer tuve la satisfacción de ver con mis propios ojos los efectos del bombardeo de los aeródromos de Cuatro Vientos y de Getafe y cómo bajaban los ‘rojos’ con camiones y los llenaban de cadáveres. Ayer fue un día de verdadero gozo para la cristiandad caritativa y generosa».

El cura bueno que no lo es tanto

La obra de Espinosa y García Márquez incluye un capítulo dedicado a desmontar mitos sobre algunos religiosos y sus supuestas bondades durante la Guerra Civil, que las investigaciones posteriores han permitido poner en evidencia. Este es el caso del arzobispo de Zaragoza Arzobispo Rigoberto Doménech, quien tiene una calle a su nombre en Zaragoza. Su nombre aparece en las memorias del médico Pablo Uriel, que estuvo en la prisión militar de San Gregorio.

Según rezan sus memorias, un sacerdote, el padre Gómez, intentó mediar por Leonardo Navarro, un joven de Izquierda Republicana recluido en la mencionada prisión. El religioso habló primero con los militares sin éxito alguno y después se dirigió a su arzobispo, Rigoberto Doménech, quien un tanto molesto le dijo que «si el rigor de la represión era excesivo, esa era una cuestión en la que ellos no podían intervenir» y que «de ningún modo debía el sacerdote discutir con esas autoridades la legitimidad de su conducta en la represión».

«Dios está entre nosotros. Dios está con Falange.

El joven Leonardo Navarro fue finalmente asesinado y el padre Gómez fue detenido después de varios sermones que fueron considerados poco acordes con el Nuevo Orden, según señala la obra.

El historiador Julián Casanova en La Iglesia de Franco (Editorial Crítica) también recoge unas declaraciones de este religioso, apenas un mes después del inicio del conflicto: «La violencia no se hace en servicio de la anarquía, sino lícitamente en beneficio del orden, la Patria y la Religión».

Contra los maestros

El cura de Nierva (Segovia) escribió el siguiente informe sobre el maestro Mariano Domínguez, asesinado en agosto de 1936: «Nunca cumplió con sus deberes cristianos, en la labor en la escuela antirreligiosa y antipatriótica en grado supremo, poseía ideas avanzadas y pertenecía a grupos políticas de extrema izquierda, todo ello comprobadísimo y desgraciadamente palpable en el pueblo y en los niños, y por documentos escritos de su puño y letra, algunos de ellos obran en mi poder, era suscriptor de El Liberal y en su biblioteca y en la de la escuela había un gran número de libros perversos contra la moralidad y contra la Patria».

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La memoria histórica que no gusta a la Iglesia

El catecismo de los obispos

03 jul 2014
 
 
 
 

 

La conferencia Episcopal quiere iluminar a la sociedad española con la publicación de Testigos del Señor. Se trata de un catecismo sobre los asuntos sexuales ideado para personas de entre 11 y 14 años. Nadie puede negarle a la Iglesia su valentía. Su campaña en contra del sexo sería mucho más fácil si se dirigiese a gente mayor de 50 años, hombres y mujeres obligados a pactar con los misterios de la vida y con unos cuerpos cada vez más dóciles, menos imaginativos, necesitados de menos decibelios. La vejez se parece a una alcaldesa represiva.

Empeñarse en negarle el sexo a un adolescente es una tarea ardua. No hay reforma laboral que pueda equipararse a la reforma corporal que intentan las sotanas. Las amenazas contra un obrero protestón causan efectos inmediatos. Quien levanta la voz se convierte hoy en un suicida. Pero el infierno y la condenación eterna son poca frontera cuando uno tiene 14 años, cuando uno siente de forma volcánica la llamada de la carne.

El problema se agrava porque la Conferencia Episcopal se contradice a sí misma y deja a Dios en muy mal lugar. Afirma que la identidad sexual es un don de Dios. Tendré, pues, que reclamarle a Dios por todos los vicios, desarreglos y maldades sexuales que me han alterado desde niño. La iglesia está tonta. Para lanzar sus críticas contra la homosexualidad se mete en camisas de 11 varas sobre la identidad y mantiene que es un don de Dios. Bueno, pues si Dios nos da un don y nos hace desde niños como somos, de forma natural y de acuerdo a los instintos personales de cada uno, quiénes son los obispos para llevarle la contraria a Dios. A la Iglesia se le da mejor prohibir por prohibir que dar explicaciones.

La sexualidad y el amor no son un producto de consumo que se elige en un supermercado según el capricho de cada cliente. Bueno, o por lo menos no debería serlo. Si la Iglesia quisiera ennoblecer la sexualidad y el amor, podría hablar del respeto que se merecen las personas y sus cuerpos, de la singularidad de cada uno de nosotros y nosotras. Un cuerpo no es asunto de usar y tirar, algo sobre lo que merece la pena mantener una conversación.

Pero la Iglesia se olvida del respeto, se obsesiona con el pecado y nos convierte en consumidores del sexo. Menos más que la energía religiosa, por incordio que sea, está muy disminuida en Occidente. Hace siglos que aprendimos a distinguir entre el pecado y el delito. Allí donde lo religioso impera a su gusto puedes ser encarcelado, torturado y ejecutado por tu condición sexual. Aquí las cosas no llegan a tanto, aunque el dolor y el malestar que causan los instintos represivos de la Iglesia llenan de sombras innecesarias muchos rincones silenciosos, sin fiesta, de la sociedad.

Es una impertinencia y un acto contra el civismo que la Conferencia Episcopal elija el inicio de las celebraciones del Orgullo Gay para publicar un panfleto contra los homosexuales. Es una impertinencia que el poder, en su afán totalitario, no se limite sólo a controlar las plazas y los sueños públicos y pretenda también entrar en la intimidad, en las alcobas y en el amor de las personas. Es una impertinencia que una institución religiosa o un ministro quieran decidir sobre la idoneidad de un embarazo o sobre la identidad sexual de los ciudadanos.

Y es una locura condenar al infierno por masturbarse a un niño de 14 años. La Iglesia lo tendría mucho más fácil si se dirigiese a la cúpula del dinero español. No me resisto a meter aquí a los banqueros. Los presidentes del Banco de Santander, el BBVA y La Caixa tienen más de setenta años. Deben ser ya muy receptivos a los buenos propósitos sexuales de los obispos. Se interesan en otras cosas. Cobran, por ejemplo, 370 veces más que muchos de sus empleados.

Si la Iglesia tuviese voluntad de ayudar a la comunidad, en vez de un catecismo protagonizado por el sexo y dirigido a adolescentes, debería publicar un catecismo para banqueros y miembros del partido del Gobierno. El no robarás y el no mentirás tendrían así más protagonismo que la masturbación o la falta de respeto a la homosexualidad.

Hace años convenía acabar cualquier discurso con una insolencia contra el obispo. Hoy conviene no olvidarse nunca de los banqueros. La derecha descarnada que ha empobrecido la vida de este país recibe órdenes de los banqueros y los grandes empresarios. Ellos son d verdad los enemigos. Está bien que nos escandalicemos con las cosas de la Conferencia Episcopal. Pero no dejemos que los malvados nos distraigan con la muleta del anticlericalismo. España no tiene un problema con los adolescentes pajilleros, sino con los setentones avaros. Son ellos los que gobiernan el dolor en el reino de los miedos.

http://blogs.publico.es/luis-garcia-montero/1140/el-catecismo-de-los-obispos

Abuso sexual de menores en la Iglesia católica: contra la fe no hay razones

JOAQUíN MAYORDOMO | 7/2/2014
 

El Papa Francisco saluda a los fieles durante la Audiencia Pública celebrada este miércoles, día 5, en la plaza de San Pedro. / Alessandro di Meo (Efe)

El tenebroso mundo de la pederastia en el seno de la Iglesia católica, sobre el que todo el mundo ha tenido información puntual y frecuente en los últimos años, pero al que nadie parecía estar dispuesto a enfrentarse para hacer justicia, ha estallado en Ginebra. El Comité de la ONU sobre los Derechos del Niño ha dicho ¡basta! y ha acusado al Vaticano de “encubrir los crímenes sexuales” perpetrados con menores en el seno de la Iglesia. En el informe publicado por este Comité se acusa abiertamente a la jerarquía eclesiástica de incumplir sus compromisos, tras adherirse, en 1990, a la Convención sobre los Derechos del Niño. Su presidenta, la noruega Kirsten Sandberg, ha señalado que las autoridades eclesiásticas han impuesto un código de silencio y prefieren preservar la reputación de la Iglesia y proteger a los responsables de los abusos por encima del interés supremo de los niños.

Así que, harta ya, la ONU ha apuntado directamente a la Iglesia con el dedo: “Los abusos”, han dicho en Ginebra, “se siguen cometiendo de forma sistemática mientras la inmensa mayoría de los culpables disfruta de total impunidad”. A lo que en las altas instancias de la Iglesia han respondido que ellos no son responsables de lo que pueda hacer cada católico… Y qué entre los 40 millones de abusos sexuales a menores que, se calcula, se cometen en el mundo cada año, son una minoría los que tiene autor religioso. ¿Y esto que tiene que ver, pregunto yo, para que se oculte y se proteja a los culpables?

Estudié en un internado de frailes y, aunque no tuve experiencias directas, algo supe de lo que ocurría en aquel mundo oscuro de hombres solos, de niños solos, de amansado erotismo y castrados sentimientos. Ya como profesional, he tenido ocasión de abordar en repetidas ocasiones los abusos sexuales a menores. Con frecuencia lo recuerdo: una de las experiencia más duras que he tenido en este oficio de contar historias fue el día que entrevisté a una madre y su hija de 15 años para escuchar como describían los abusos sexuales sufridos por esta niña y su hermana pequeña de un padre ingeniero y su panda de amigos, encabezada por un cura. Nunca lo he olvidado.

La ONU, que nada tiene que ver con la fe, sino con la ley y la razón, exige ahora a la Iglesia católica que salvaguarde a la infancia del abuso que sufre por parte de esos hombres enfermos y denuncie a los culpables. Y la Iglesia, en lugar de enfrentarse a la realidad, asumirla y depurar responsabilidades, va y se escuda en la doctrina y apela a ‘razones’ de fe para acusar a la ONU, a su vez, de interferir en la libertad religiosa. Lamentamos, dicen el Vaticano en un comunicado “ver en algunos puntos del informe un intento de interferir en las enseñanzas de la Iglesia católica sobre la dignidad de las personas y el ejercicio de la libertad religiosa”, para añadir a continuación que “protegerá los derechos de los niños según los valores de la doctrina cristiana”. Y se quedarán tan frescos… ¡Qué cinismo!

Pero, bueno, ¿es que nunca podrá la sociedad conseguir que las religiones y sus practicantes se sometan a la ley civil, en lo que atañe a comportamientos sociales? Quiero pensar que en esta ocasión —¡hago un voto de optimismo!— la Iglesia apostólica y romana va a “pinchar en hueso” en su confrontación con Naciones Unidas y, por una vez, tendrá que aceptar que la ONU le fiscalice sus cuentas éticas en relación con la justicia, en lo que a denuncia y castigo se refiere de los religiosos pederastas. Si no es así, el mundo oculto y terrible del abuso a menores seguirá engordando sus interminables listas de víctimas.

¿Víctimas? Las ha habido y las hay. ¿Las habrá siempre? Con instituciones como la Iglesia católica, es muy posible. Según Save the Children, organización internacional que se ocupa de los derechos de la infancia, en un país como España —¡moderno, desarrollado y desinhibido sexualmente a tenor de lo que opinan los jerarcas de la Conferencia Episcopal!— un 23% de las mujeres y un 15% de hombres han sufrido algún tipo de abuso o agresión sexual antes de los 17 años. Aunque hoy otras fuentes, como la Asociación de Mujeres para la Salud, que esta cifra la elevan hasta el 30%. Lo que si es verdad, independientemente de las cifras, es que el abuso sexual de menores (niñas, niños; da lo mismo) es práctica extendida, común a la mayoría de sociedades y países. Y es que, en una sociedad regida por hombres, con sus códigos y normas machistas, el abuso sexual cometido con menores se oculta primero y después se manipula hasta culpabilizar a las víctimas. Hasta tal punto ocurre esto, que una amplia mayoría social piensa, casi siempre, que la víctimas es la culpable o que ésta se inventa el abuso; algo que aún es más grave. Y para muestra, este ejemplo, que no me resisto a rescatar aquí de un reportaje que publiqué en El País, en 2006. “Yo era una niña, y él era mi padre. Cuando al fin lo denuncias, todos te dan la espalda, nadie te cree y te tiran como a una muñeca rota… Si somos las víctimas, ¿por qué lo perdemos todo? Perdemos al padre y a los abuelos; a los primos, a los amigos… Ni los jueces nos creen”.

Pues así están las cosas. Por eso el comportamiento de la autoridad vaticana en este tema es tan deplorable. Con la salud de los menores no se juega; porque éste, que nadie lo dude, es asunto de salud también. Una gran mayoría de las personas que sufren abusos sexuales viven luego una vida extraña, en la que los desequilibrios emocionales y secuelas psíquicas son permanentes.

El abuso sexual de menores es un drama, una tragedia, que entre otras cosas refleja esa parte animal que todavía los humanos llevamos dentro. Los propios abusadores han sido antes víctimas de abusos, en la mayoría de los casos; de ahí que sean incapaces de aceptar, ni siquiera de reconocer, ese comportamiento perverso. Esto es lo que choca: “Quién abusa sexualmente de un menor cree, con frecuencia, que no está haciendo nada malo, porque es la experiencia sexual que él ha tenido”, me decía en una ocasión, el pediatra y especialista en abuso a menores, Juan Gil. Por eso, según decía este experto, apenas se denuncia un 2% de los casos. Y, quizá también por eso, la Iglesia, amparada en esa fe intangible que la mueve, prefiera mirar para otro lado y quien abusa… Pues que siga abusando “en otra parroquia o en otro país”, como le recuerda la ONU, cuando la acusa de no hacer nada a este respecto.

http://www.cuartopoder.es/atusalud/abuso-sexual-de-menores-contra-la-fe-no-hay-razones/2678

Beatos y cínicos

 

JOSÉ MARÍA GARCÍA MÁRQUEZ* 14/10/2013

 

Vaya por delante que en mis investigaciones no me he tropezado nunca con ninguno de los religiosos beatificados el pasado 12 de octubre en Tarragona. Y de veras que lo lamento, aunque de todas formas existe un problema operativo: las declaraciones de los testigos en las causas de beatificación son secretas y los historiadores no pueden verlas. De tal forma que sería imposible contrastarlas con otras y con diversas fuentes documentales. Ese secretismo, que sería inadmisible en una disciplina científica como la historia, sigue siendo practicado por la Iglesia católica. Así, por ejemplo, si la Iglesia nos dice que fulanito murió «perdonando a sus verdugos», tendremos que utilizar la «fe» para creerlo, pues no podremos contrastar al testigo que supuestamente presenció la muerte del beato y, por tanto, contradecir o negar su testimonio. Es una práctica vieja esta del secretismo en la Iglesia. Siempre les ha ido bien con ella y no tienen, por tanto, que cambiarla.

Además, esas cosas para la Iglesia son terrenales y es cuestión de darles tiempo. A veces, incluso, consideran que deben de reconocer algo y entonces no tienen inconveniente en confesar ciertos errores de la Iglesia, como ocurrió con Galileo. El problema, claro, es que cuando llegó esta confesión de la mano del papa Wojtyla, Galileo llevaba más de tres siglos muerto y, no obstante, la comisión que creo el mismo papa determinó que la postura de la Iglesia había sido la correcta y que Galileo anduvo equivocado, postura que el siguiente papa Ratzinger ratificó íntegramente. Y eso en el caso de Galileo. No sabemos que habría hecho el papa Francisco que, en otro gran ejercicio de fe para los contrarios, nos dice ahora que nunca ha sido de derecha.

En nuestro país tampoco la Iglesia fue nunca de derecha durante la Segunda República y la dictadura. Es cierto. Su posición se situó en la extrema derecha y así continuó durante años hasta que la descomposición de su gran aliado, el franquismo, le hizo adoptar precipitadamente posturas más acordes con los tiempos que se avecinaban. Como decía el historiador Ricard Vynes: la Iglesia no colaboró con el franquismo, la Iglesia formó parte del franquismo. La beligerancia de la Iglesia la colocó con claridad junto a los militares golpistas y terratenientes y, como ellos, recibió la violenta contestación de la exacerbación popular desatada por el golpe. No había ninguna diferencia en la fe de los militares golpistas, los falangistas, requetés o patronos y terratenientes con los religiosos. ¿Y estos serán llamados mártires y aquellos simplemente muertos? Fueron más, muchos más aquellos que los religiosos muertos. ¿Por qué después de conspirar unidos, de combatir unidos a la República, ese interés en diferenciar sus muertos de otros?

Como les decía, no he podido investigar esos religiosos beatificados en Tarragona, no es el ámbito territorial en el que desarrollo mi trabajo, pero sí he tropezado con otros casos de religiosos muertos, incluso algunos de ellos también beatos.

Constantina, por ejemplo, fue el pueblo sevillano donde más se atentó contra la vida de religiosos. De los catorce religiosos que murieron en la provincia de Sevilla (menos de los que los franquistas mataron en el País Vasco), tres fueron asesinados en aquel pueblo. El problema es cómo explicar por qué dos sacerdotes más (uno de ellos especialmente querido en el pueblo por su amistad con los pobres) y las religiosas del convento de la Doctrina Cristiana, fueron respetados sin que nadie atentara contra ellos. ¿Es que la fe de los tres primeros era distinta de los demás? No. Por supuesto que no. La «persecución» no se llevó a cabo contra la Iglesia o contra la fe, sino contra algunos miembros de la Iglesia, que es bastante diferente. En Morón de la Frontera, después del golpe, se llevó a cabo la detención de más de treinta derechistas y entre ellos tres salesianos. Un cuarto no fue molestado, al igual que los otros ocho religiosos que había en el pueblo y tampoco sufrieron agresión física alguna las monjas Jerónimas del convento de Santa María, las Concepcionistas del convento de San Juan de Dios y las monjas de la Caridad del Hospital Municipal. ¿Se estaba persiguiendo la «fe» de los tres salesianos detenidos únicamente? ¿Y el resto? ¿Eran descreídos, quizá? Las medias verdades siempre suelen terminar en grandes mentiras. Pero hay más.

Dos de los salesianos que resultaron muertos (el tercero sobrevivió) fueron declarados mártires de la fe en la masiva beatificación de 2007. Pero no murieron por su fe, ni mucho menos, incluso uno de ellos, el salesiano José Blanco Salgado, estuvo disparando contra los trabajadores desde el cuartel de la Guardia Civil (es obvio que pese a lo que diga el papa Francisco, no es muy imitable este mártir). Su muerte fue miserablemente provocada por el teniente de la Guardia Civil José Chamizo para intentar él mismo salvarse con los suyos, obligando a un grupo a salir del cuartel para poder escapar a fuego limpio por otra calle. ¿Dónde están los testimonios de la beatificación de estas personas? Me gustaría verlos, porque la información de la que disponemos (publicada y documentada) no guarda relación alguna con el martirio de estos hombres. Y estos casos en absoluto pueden negar que otros religiosos hayan sido asesinados por el mero hecho de serlo, pero evidencian la forma en que se han llevado a cabo los masivos procedimientos de beatificación. Los crímenes cometidos contra religiosos, como contra cualquier persona, fueron abominables, pero hay que saber medir el alcance y la utilización de todos ellos. Los debates tienen que ser claros, públicos y documentados, lo demás es historia sagrada, no historia.

Por cierto, todavía la Iglesia de Morón tiene pendiente una deuda, una gran deuda con los cuatrocientos cuarenta vecinos muertos y ochenta y cinco en paradero desconocido identificados que ocasionaron los sublevados. Total, algunos dirán que qué son 525 víctimas moronenses comparadas con la inmensidad del océano. Pues yo les diré lo que son: tres más que los 522 beatos del 12 de octubre, y estamos hablando solamente de un pueblo andaluz, con beatos y todo, donde la Iglesia sigue en silencio. ¿Olvido? ¿Cinismo? Será sencillamente que necesitan más de tres siglos como con Galileo. Y dicho sea de paso, ¿qué hace un ministro de justicia en un acto como ese cuando el gobierno que representa no cumple una Ley como la de Memoria Histórica? ¿No quedamos que es un acto exclusivamente «religioso» como dice la Conferencia Episcopal?

¿Para cuándo la Iglesia arrodillada ante las víctimas de la sublevación y la dictadura? Señor Rouco ¿está usted ahí?

*Investigador e historiador

http://www.publico.es/474646/beatos-y-cinicos

 

Piden un año de prisión para el ex líder de Juventudes Socialistas de Andalucía por una campaña contra el sida

Difundida en’ Youtube’ con los lemas como ‘Bendito condón que quitas el sida del mundo’ y ‘Que no te den una hostia, ponte condón’

|21/03/2013

 La acusación particular ejercida por el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro ha solicitado un año de cárcel para el ex secretario general de Juventudes Socialistas de Andalucía (JSA) Juan Carlos Ruiz Fuentes por la campaña que esta organización difundió en diciembre de 2010, a través de ‘Youtube’, con los lemas ‘Bendito condón que quitas el sida del mundo’ y ‘Que no te den una hostia, ponte condón’.

 La acusación particular considera que es un delito de provocación
En este sentido, la acusación particular considera que Ruiz Fuentes es autor de un delito de provocación al odio por motivos religiosos, por el que pide un año de prisión y seis meses de multa, así como de un delito continuado contra los sentimientos religiosos, por el que solicita la pena de multa de 12 meses con una cuota diaria de 400 euros, en total 144.000 euros.

Fianza de responsabilidad civil
La juez Ana Rosa Curra, que ha reforzado el Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla hasta el presente mes de marzo, abre juicio oral contra el imputado por esos dos delitos y le impone una fianza de responsabilidad civil de 192.400 euros de cara a “asegurar las responsabilidades pecuniarias que, en definitiva, pudieran imponérsele”.

En el auto, dictado el pasado 29 de enero, la juez apercibe a Ruiz Fuentes, que dejó el cargo de secretario general de las JSA el pasado verano, que “de no prestarla, se le embargarán bienes en cantidad suficiente para asegurar la suma señalada”.

Cartel de la campaña 'Bendito condó que quitas el Sida del mundo'

Campaña difundida a través de Youtube
Este caso tiene su origen en la querella presentada por el Centro de Estudios Jurídicos Tomás Moro contra Juventudes Socialistas (JSA) por la campaña que esta organización difundió a través de ‘Youtube’ con los lemas ‘Bendito condón que quitas el sida del mundo’ y ‘Que no te den una hostia, ponte condón’.

La juez Alaya archivó la causa
Inicialmente, la juez Mercedes Alaya acordó el sobreseimiento de las diligencias previas incoadas y el archivo de la querella al entender que el vídeo, en el libre ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la crítica, “no hace burla de uno de los dogmas de la Iglesia Católica, sino lo que trata es que el espectador aprecie que si importante es para un cristiano practicante recibir el cuerpo de cristo a través de la hostia consagrada, igual de relevante es para la lucha contra el VIH el uso de preservativo”.

La juez afirmó que “no existe burla contra la religión o la Iglesia”
Por todo ello, “con independencia del acierto o no de las imágenes que exhibe el vídeo”, la juez afirmaba que “no existe burla contra la religión o la Iglesia Católica, menos aún estima que exista el elemento subjetivo del injusto del tipo penal, esto es, que el vídeo se haya realizado con la intención de ofender los sentimientos religiosos de la referida confesión católica: la intención es claramente la lucha contra el Sida y tratar de sensibilizar a la población católica”.

La Audiencia Provincial revocó la decisión de la juez
Tras ello, la Audiencia Provincial revocó la decisión adoptada por la juez y ordenó practicar las diligencias necesarias “hasta el esclarecimiento de los hechos denunciados”, ya que “cabe la posibilidad de afirmar que se haya cometido un delito contra los sentimientos religiosos si nos atenemos a las circunstancias indiciariamente acreditadas, reveladoras de que podríamos encontrarnos ante algo mucho más allá de una comprensible campaña publicitaria, inicialmente correcta pero a la postre teñida de un matiz posiblemente delictivo”.

Centro Jurídico Tomás Moro
El Centro Jurídico Tomás Moro ha valorado “muy positivamente” en un comunicado la apertura de juicio oral, “pues permitirá defender los derechos de la mayoría del pueblo español que se siente agredido por conductas irrespetuosas con los sentimientos religiosos mayoritarios, conductas irresponsables que suponen la creación de un caldo de cultivo propicio a la violencia por motivos religiosos”.

Una cuenta bancaria para “recibir donaciones y seguir adelante con el proceso penal”
Asimismo, y “para la mejor defensa de los sentimientos mayoritarios de la sociedad española y con el fin de hacer frente a los gastos del proceso judicial”, el Centro Jurídico Tomás Moro ha abierto una cuenta bancaria “para recibir las donaciones que permitirán seguir adelante con el procedimiento penal”.

http://www.elplural.com/2013/03/21/piden-un-ano-de-prision-para-el-exsecretario-general-de-jsa-por-una-campana-contra-el-sida/