Cuando Estados Unidos fomenta el extremismo

MóNICA G. PRIETO | 17/9/2013

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Fotografía por el Comité Local de Arbeen que muestra a dos inspectores de armas de la ONU recogiendo muestras durante sus investigaciones en Zamalka, al este de Damasco, el pasado 29 de agosto. / Local Commitee Of Arbeen (Efe)

Tras 30 meses de crímenes, la población siria que se levantó contra el régimen de Bashar Assad sufre su enésima decepción con el plan internacional destinado a destruir el armamento químico de Siria en lugar de proteger a los civiles atrapados por el conflicto. Como explicaba a la agencia Reuters Ayham Kamel, analista del grupo de estudios estratégicos Eurasia, “ahora nos encontramos con un régimen re-legitimado. No sólo Assad, sino todo su entorno”. Más de 100.000 muertos, siete millones de desplazados y refugiados, un tercio de las viviendas y miles de escuelas y hospitales destruidas por los bombardeos, el status quo en Siria sigue siendo el mismo a ojos de Occidente. Y Bashar Assad, a quien Washington tachaba de “muerto viviente” hace dos años, es el interlocutor de pleno derecho la comunidad internacional.

El acuerdo político, de cuestionable eficacia y que no está diseñado para proteger a los civiles de las masacres con armas convencionales, ha promovido entre los opositores la sensación de que Occidente sigue apoyando al dictador –una opinión muy extendida desde el principio del conflicto– y conlleva el riesgo de fortalecer a los grupos yihadistas extremistas que, siendo una minoría, son los únicos que han acudido en ayuda de los rebeldes, aunque estén secuestrando el levantamiento para adaptarlo a su propia agenda.

“Todo el mundo está perdiendo la fe en la comunidad internacional. Uno de mis amigos más modernos, que durante toda su vida fue laico, me dijo hace tres días que está pensando seriamente en sumarse a Al Qaeda para inmolarse en Occidente. Tenemos la sensación de que el mundo se ha puesto en nuestra contra”, explica con amargura Mohamed, un documentalista de Homs actualmente en Turquía. Hace apenas un mes que huyó de Raqqa, al norte de Siria, amenazado por los grupos fanáticos que están imponiendo su propia dictadura de terror. En el muro de Facebook del activista, ayer podía verse una imagen estremecedora: un grupo de niños observando el cadáver de un civil recién decapitado por Al Qaeda. “El maldito Al Qaeda”, dice con rabia.

Los temores de Mohamed son confirmados por otras voces. “Si Occidente no parece interesado en deshacerse de Assad, los islamistas moderados podrían radicalizarse”, explicaba el analista del centro especializado en asuntos de Defensa IHS Jane’s, Charles Lister, autor de un estudio sobre el verdadero peso de los extremistas en las filas del ELS que será publicado a finales de semana pero que fue adelantado ayer por el Telegraph. Según su investigación, de los al menos 100.000 combatientes que luchan en Siria divididos en un millar de grupos distintos, unos 10.000 lo hacen en los grupos afiliados con Al Qaeda –Estado Islámico de Irak y el Levante y Jabhat al Nusra son los más importantes– y otros 30.000 son islamistas que, a diferencia de los anteriores, combaten para derribar al régimen y no para imponer un sistema religioso.

Siendo una minoría en comparación con el grueso de la tropa rebelde, las milicias leales a Al Qaeda disponen de una financiación no comparable a la del resto de los grupos. Suelen pagar a sus reclutas un sueldo –lo cual le ha traído no pocos adeptos–, pueden presumir de mejor armamento y combaten ferozmente en colaboración con el Ejército Libre de Siria, si bien no se pliegan al mando de éstos. Pero a medida que logran éxitos militares y se confirman sobre el terreno, imponen sus reglas. El Estado Islámico –la más feroz de ambas facciones– ha asesinado a líderes del ELS, religiosos, civiles e incluso niños en ajusticiamientos justificados con motivos religiosos. En zonas liberadas pero ocupadas por los extremistas fanáticos, como Raqqa o Idlib, las decapitaciones públicas de supuestos infieles comienzan a ser habituales. Los combates contra algunas facciones del ELS y milicias kurdas salpican el norte de Siria, definiendo uno de los más complejos conflictos que conforman la guerra siria, a estas alturas una serie de guerras interpuestas e interconectadas que promete devolver el país árabe al pasado.

Si bien los sirios son musulmanes moderados –se han producido manifestaciones contra la presencia de yihadistas en las zonas liberadas, pero los radicales han respondido con secuestros y amenazas contra los presentes– las masacres cometidas y el discurso sectario del régimen han alentado la religiosidad de la población, que sólo encuentra consuelo en sus creencias, y eso incluye al ELS. El hecho de que, tras el gaseamiento de civiles del pasado 21 de agosto, el régimen reanudara sus operaciones militares contra núcleos civiles con total impunidad no ayuda precisamente a quienes promueven una oposición secular y pacífica.

“Están jugando con nosotros. Es lo peor de todo: podrían, sencillamente, no decir nada, en lugar de prometer que van a actuar y luego arrepentirse”, se lamenta Mohamed. ”Llevo dos años sin querer decirlo en voz alta, pero ahora tengo claro que Bashar está protegido por Israel”. A cientos de kilómetros, otro activista coincide con el discurso. “Es un plan internacional para destruir el poder militar de Siria y mantener a Bashar en el poder. Bashar trabaja para Israel y EEUU, y sacrificará el arsenal sirio para que le permitan quedarse en su puesto, aunque para ello tenga que renunciar a todos los recursos del país”, dice Abu Baqr, activista de Homs, desde la maltratada provincia siria, vía Skype.

En Ghouta, el suburbio damasceno objetivo del ataque químico, Tareq explica por la misma vía que “los sirios ya estaban muy decepcionados con toda la comunidad internacional. No quieren parar a Assad, parece claro que le están ayudando de una forma u otra a masacrarnos. Cualquier resolución nos habría ayudado y, en lugar de consensuar una, se le permite que nos mate a diario con todo tipo de armamento, no sólo químico. Y con cercos criminales: en Ghouta llevamos ocho meses sin electricidad. No hay acceso a comida, hay pocos recursos médicos… es otra forma de matarnos”.

Tareq relativiza las consecuencias que el abandono internacional pueda tener en la radicalización siria. “Hasta cierto punto, está pasando, pero insistir en ello sería dar la razón a la propaganda del régimen que caracteriza a toda la oposición como terroristas salafistas. No es cierto”, asegura.

http://www.cuartopoder.es/elfarodeoriente/cuando-estados-unidos-fomenta-el-extremismo/4938

Más de lo que no se habla sobre Siria

Vicenç Navarro
VICENÇ NAVARRO

Pensamiento Crítico

En un artículo (“De lo que no se habla sobre Siria”) que escribí hace unos días en Público 10.09.13, intentaba dar una versión diferente de lo que estaba ocurriendo en Siria (referente al ataque casi inminente de las Fuerzas Armadas de EEUU a aquel país). En mi artículo mostraba evidencia de que la explicación que se estaba dando en los mayores medios de información en España para explicar la propuesta realizada por la Administración Obama de bombardear Siria era errónea. Los datos no confirmaban que la motivación principal de dicho bombardeo fuera moral, resultado de la indignación creada por la utilización de armas químicas por el dictador Asad de Siria. Por muy legítima que fuera tal indignación (y lo era), esta no era la motivación real de las propuestas de la Administración Obama. En mi artículo subrayaba y mostraba evidencia de que el deseo de la Administración Obama era debilitar al gobierno Asad en Siria y recuperar la influencia del gobierno federal de EEUU, cuya política exterior tiene poco que ver con la defensa de los derechos humanos en el mundo (como también mostraba en mi artículo) y sí, en cambio, con la defensa de los intereses de los poderes financieros y económicos de lo que en EEUU se llama la Corporate Class, defendidos por el complejo militar-industrial. En el artículo señalaba que tales intereses entraban en conflicto con los de las clases populares de EEUU, que se estaban rebelando de una manera muy notoria en contra de dicha Corporate Class y en contra de las instituciones políticas representativas, cuyas políticas están muy influenciadas por esa clase social.

¿Por qué ahora la vía diplomática y no antes?

Los hechos acaecidos desde entonces prueban la veracidad de este análisis. En cuestión de días, la Administración Obama ha cambiado de estrategia, mostrando mayor receptividad a la solución diplomática y aceptando explorar la posibilidad de eliminar y/o controlar por parte de instituciones internacionales las armas químicas en posesión del gobierno Asad. En contra de lo que han publicado los medios, tal propuesta no es nueva. En realidad, y tal como ha documentado The New York Times “An Unlikely Evolution, From Casual Proposal to Possible Resolution” (11.09.13), dichas negociaciones han estado teniendo lugar desde hace un año entre el gobierno ruso y el estadounidense.

Y el hecho de que ahora aparezcan como posibilidad es primordialmente porque la Administración Obama se ha dado cuenta de la enorme oposición de la gran mayoría de la ciudadanía estadounidense a que ocurriera tal bombardeo de Siria. Ha sido el bombardeo del Congreso y de la Casa Blanca de EEUU con mensajes de la población expresando su clara oposición al bombardeo de Siria lo que ha sido determinante en este giro de la Administración Obama. Es obvio que el Congreso, sometido a tal grado de presión popular, hubiera votado claramente en contra del bombardeo militar, debilitando enormemente a la Administración Obama. De ahí el cambio de esta.

Según la última encuesta del New York Times/CISS, así como otras (citadas en mi artículo “De lo que no se habla sobre Siria”), la gran mayoría de la población está en contra del rol de “policía mundial” que se atribuye el gobierno federal, en contra de su interferencia militar en otros países, en contra del bombardeo a Siria, en contra del considerado excesivo gasto militar y a favor del aumento de los gastos públicos sociales para atender las enormes necesidades humanas existentes en el país (documentado también en mi artículo). También, y por grandes mayorías (según las encuestas de PEW Research Center y Common Cause), la mayoría de la población estadounidense cree que hay una excesiva concentración de poder financiero, económico y político en el país, y también cree que ese poder se traduce en que las ramas ejecutivas y legislativas del Estado están excesivamente influenciadas por intereses fácticos financieros y económicos (solo el 15% de la población expresa confianza en el Congreso de EEUU). Y, nota importante para aquellos que, tanto en las derechas como en las izquierdas en España, niegan que existan clases sociales y que estas estén en conflicto: la mayoría de la población en EEUU cree que hay un conflicto de clases (un 65%), que alcanza un 74% entre los afroamericanos. El incremento del porcentaje de la población que percibe este conflicto ha sido uno de los desarrollos más importantes en EEUU (PEW Survey. Social Trends 12.01.2011) y que tiene a la Corporate Class muy preocupada. Dicho conflicto se percibe como un conflicto entre la mayoría de la población contra la minoría que controla y gobierna el país. Este es el trasfondo del debate que está ocurriendo en EEUU. Y refleja la rebelión de la mayoría frente al rol imperial de la minoría que se ejerce a costa del bienestar de las clases populares.

Dos últimas observaciones. Esta realidad es muy relevante para lo que está ocurriendo en España (y en Catalunya). En realidad, España es uno de los países de la OCDE con mayores desigualdades y mayor concentración de las riquezas, concentración que empobrece la calidad democrática del país como consecuencia de la excesiva influencia de poderes fácticos y económicos en la vida política del país. La crisis de legitimidad del Estado federal en EEUU responde a las mismas pautas que encontramos también en España. Existe en España una necesidad de movilizaciones populares (con bombardeos de mensajes de protesta, siempre no violentos) como está ocurriendo en EEUU para mostrar un “Basta ya”, con el intento de recuperar la democracia.

En España, el Movimiento 15M ha mostrado, como así lo ha mostrado el movimiento Occupy Wall Street en EEUU, el enorme potencial de simpatía, apoyo y movilización popular que tienen sus denuncias de la minoría que gobierna la vida financiera, económica y política del país. De ahí la necesidad de tal movimiento político-social (que no debería convertirse en partido político, pues perdería con ello su capacidad de movilización transversal) que presione y transforme los instrumentos e instituciones llamados democráticos, revolucionando el país.

Vicenç Navarro es catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

Ver todos los artículos de Vicenç Navarro.

http://www.elplural.com/2013/09/15/mas-de-lo-que-no-se-habla-sobre-siria/

Seis propuestas para la paz en Siria y un réquiem por Obama

Nazanín Armanian

La agresión militar de EEUU y sus socios a Siria estaba preparada meses antes del supuesto uso de las armas químicas por el gobierno de Bashar Al Asad. Washington sólo necesitaba un ’11-S’ para justificar su decisión, que curiosamente se ultima en torno al 11 de septiembre. El 24 de marzo The Washington Post informó de que el Pentágono tenía preparado el envío de tropas a Siria y realizar una serie de bombardeos aéreos sobre el país. El 16 de mayo, 41 países liderados por el Pentágono realizaron unos ejercicios navales sin precedentes en el golfo Pérsico. Una semana después, el Senado de EEUU aprobó, por 99 votos a cero, una resolución de apoyo a un posible ataque de Israel contra Irán (¡noticia que pasó desapercibida y no escandalizó a nadie!). El 5 de Junio, 8.000 soldados de 19 países hicieron maniobras en la frontera jordano-siria con misiles Patriot y aviones de combate F-16, y lo llamaron ‘Eager Lion’ (‘León impaciente’). Asad en árabe significa león.

Caerán sobre la población siria una lluvia de misiles y bombas, a pesar de que Barak Obama no haya podido vender su guerra a los aliados, y ni siquiera a la opinión pública de su país. Una opinión pública que no entiende cómo el presidente se une a unos rebeldes acusados de graves atentados contra los intereses occidentales en todo el mundo, y luego en Afganistán o Yemen los combate. Tampoco ve una hoja de ruta, una estrategia de salida, ni una consecuencia positiva, como instalar la democracia o salvar a la población. Temen que, de nuevo, les están mintiendo. Como lo hicieron James Clapper, director nacional de Inteligencia (NSA), y su compañera demócrata Dianne Feinstein. Admitieron -tras las revelaciones de Snowden- haber mentido ante el Senado sobre la recopilación de datos de millones de ciudadanos, al puro estilo de la Inquisición católica. Si Obama tiene pruebas sobre la culpabilidad de Asad, ¿por qué no las enseña? Bueno, tampoco enseñó ninguna prueba sobre el asesinato de Bin Laden, ni de la matanza de civiles por el dictador Gadafi. The Guardian publicó (12 de marzo de 2011) que, según los rebeldes, el ejército de Gadafi iba a matar a medio millón de personas. ¡Podrían haber dicho dos o tres millones y se lo hubieran publicado igualmente! No se sabe cuántos murieron a manos de aquel hombre, pero sí que los tres meses de bombardeo continuo de la OTAN sobre el país segó la vida de unos 50.000 libios.

El “no a la guerra” del parlamento británico no es por su pacifismo. Votaron a favor de la invasión de Irak y del embargo genocida contra aquel pueblo. Están cumpliendo el consejo de Sun Tzu: “la guerra hay que ganarla antes de declararla”. Y esto sólo sería posible si el blanco es débil. Siria no es un Irak agonizando tras años de asedio, ni la Libia previamente desarmada, ni mucho menos el Afganistán de unos desharrapados que no tenían ni un helicóptero. Los diputados son valientes con los débiles. Mientras, el ejército sirio es poderoso, cuenta con armas modernas, y es apoyada por Rusia e Irán. Meterse con Siria supondría altísimos riesgos para su seguridad nacional y sus intereses en la región ahora que, además, vuelve a reanudar las relaciones diplomáticas con Teherán.

Obama oculta que:

-Esta agresión será más peligrosa que las anteriores que su país emprendió. En 1983, como respuesta a la invasión israelí al Líbano y los bombardeos de EEUU, la Yihad islámica mató en un doble atentado simultáneo en Beirut a 241 marines estadounidenses y 58 paracaidistas franceses.

-Habrá botas sobre el terreno. El Pentágono ha calculado que para “controlar las armas químicas de Siria” necesita a 75.000 soldados en suelo sirio.

-El ataque es ilegal. La Carta de las Naciones Unidas sólo permite el uso de fuerza en dos casos: defenderse ante un ataque inmediato –que no es el caso-, o contar con la autorización del Consejo de Seguridad en respuesta a una amenaza a la paz y la seguridad internacionales, que tampoco lo es.

¿Fin de la “obamania”?

Dicen que no fue por perversidad que Calígula nombrase cónsul a Incitato, uno de su caballos, sino una insinuación a que su imperio podía seguir su curso al margen de quien le dirigiese. La invasión a Siria será la guinda a cinco años traicionando a sus promesas electorales y a la imagen que vendió Barack Husein Obama al mundo. Ahora sufre, con la negativa de buena parte de sus aliados y la del G-20 en aprobar su nueva hazaña bélica, la derrota más grande de su política exterior.

Los congresistas, que reciben suculentos donativos de los grupos de presión, aprobarán la acción militar. La industria armamentística donó a los candidatos de ambos partidos 22,6 millones de dólares durante la campaña electoral del 2009-2010. Arabia pagará 70 millones de dólares de los gastos iniciales de la invasión. Si el precio del petróleo alcanzase los 150 dólares, exportando diez millones de barriles al día, ¿cuánto ganarían en 24 horas, en un mes y un año que dure el conflicto? De paso, para alegría de EEUU, la invasión tumbaría la economía china (que no la de Europa, que por suerte está en recesión y no le afectaría mucho). Es otro festín para las empresas de armas como Raytheon, cuyas acciones subieron esta semana. Buena parte de la venta de armas del 2011, y cuyo valor era 85.000 millones de dólares -el doble que en 2010-, fue a parar al Oriente Próximo.

Los aliados desafían el papel de liderazgo de Washington y los americanos se movilizan por la paz.

Aun así, Obama se empeña en ir a la guerra, a pesar de que cometer tal acto criminal contra una población civil indefensa es lo que dañaría su imagen y no echarse para atrás. La supuesta obligación moral tampoco se realiza aplicando el ojo por ojo y un castigo colectivo a los inocentes por lo que han hecho unos individuos aún por identificar. Es más, si Siria tuviera la bomba atómica, Obama hubiera guardado su obligación moral en un baúl bajo siete llaves. Fue durante la presidencia de Obama cuando Israel utilizó el fósforo blanco, arma química prohibida, y no le pasó nada a su moral. Quizás pretende recurrir al keynesianismo militar para salir de la crisis, o quizás sabe que no podrá conseguir el permiso del Congreso para un ataque a Irán, y considera que esta será la oportunidad de asestar un golpe a la República islámica: sería ir del Golfo de Tonkin al Golfo Pérsico. La arrogancia y la hipocresía han sido las dos columnas de la política exterior de este país.

En realidad, la línea Roja que Obama estableció no era el uso de esas malditas armas (antes utilizadas por ambos bandos), sino el fin del equilibrio entre los rebeldes y el gobierno sirio. Y el ejército pasó esa línea cuando empezó a recuperar las localidades ocupadas. La última hace unos días: el enclave cristiano de Malula, de habla arameo, en manos de los fanáticos Al Nasr, los talibanes sirios.

Por su cultura y formación, y siendo además comandante de las fuerzas armadas, el presidente americano es como un martillo al que todo le parece un clavo. Busca soluciones militares a los problemas. “Yo soy el mundo” es el síndrome del triunfalismo, una enfermedad psicológica que padecen los mandatarios de EEUU, originada por la desaparición de la Unión Soviética.

Ni guerra ni dictadura

Durante la invasión a Irak, a los oriundos de Oriente Próximo nos sorprendía la caída de las fuerzas progresistas occidentales en el maniqueísmo del pensamiento único: o conmigo o contra mí. Defendían a un carnicero como Sadam Husein frente a Bush, un criminal de guerra, cuando él era corresponsable del calvario que su pueblo sufría desde al menos dos décadas. Sucede lo mismo con Bashar Al Asad, un despiadado dictador narcisista, paranoico y manipulador, que identifica cualquier reivindicación popular con la conspiración de sus enemigos extranjeros, y por ende, se niega a realizar reformas reales. Los paramilitares gubernamentales utilizan los mismos métodos para aterrorizar a la población que los rebeldes. Ahora bien, pedir su cabeza en estos momentos y ante las dimensiones que la tragedia siria está tomando, es un error. Mirad Irak y Libia. Una dictadura es mejor que una eterna guerra total. Asad ya ha aceptado convocar elecciones libres para el 2014 y no presentarse.

La paz es posible

Las vías pacíficas para poner fin al conflicto no están agotadas. Lo necesario para empezar es:

1. Que se deje de utilizar el término “comunidad Internacional” para referirse a EEUU y a sus aliados, excluyendo a Rusia, China, India, Brasil, entre otros, que son los países más grandes y más poblados del planeta. No se puede hacer de policía, de juez, del jurado y del verdugo a la vez y en nombre de la humanidad, provocar una terrible catástrofe.

2. Que Ban Ki-moon convoque una reunión urgente de la Asamblea General de la ONU, con autoridad para decidir sobre el conflicto, y empezar así a reducir el peso del Consejo de Seguridad.

3. Que Rusia y EEUU utilicen su influencia para imponer un alto el fuego, un embargo del material militar tanto al Gobierno como a la oposición siria, recurriendo a la amenaza de romper los contratos de venta de armas con Asad y también con Turquía, Arabia e Israel, que apoyan a la oposición armada.

4. Que China y Rusia, además de oponerse a la agresión militar, propongan una alternativa política de consenso, apoyando a las fuerzas progresistas internas (como el Comité Nacional de Coordinación de las Fuerzas de Cambio Democrático, entre otras), para preparar unas elecciones libres.

5. Que Irán convoque una reunión urgente del Movimiento de los No Alineados. El gobierno de Rohani, en un acto sin precedentes, felicitó a los judíos su fiesta de Rosh Hasaná. La ONU debe aprovechar esta nueva postura de Irán e implicarle en la pacificación de la región.

6. Que la verdadera comunidad internacional dé ayuda humanitaria a los millones de damnificados por el conflicto.

7. Que España, en vez de apuntarse a la guerra, utilice sus relaciones tradicionales con el mundo árabe y albergue una conferencia de paz para Siria.

http://blogs.publico.es/puntoyseguido/968/seis-propuestas-para-la-paz-en-siria-y-un-requiem-por-obama/

“Si EEUU interviene será en busca en sus intereses”

 

Los refugiados sirios en Líbano recelan del verdadero objetivo de los anunciados ataques occidentales

«Nos han bombardeado durante dos años y medio sin que nadie responda a esos ataques. ¿Por qué deberían responder ahora?»

 

Niña siria refugiada en Jordania. (Manu Brabo/AP)

Sidón , Líbano (Mónica G. Prieto)

El tiempo parece haberse parado en el edificio que debería albergar la Universidad Imam Ozei de Sidón, desde hace año y medio convertido en un improvisado centro de refugiados donde se hacinan 165 familias sirias huidas de los combates de su Hama natal.

Mujeres y niños acarrean agua desde una fuente cercana mientras los jóvenes juegan al fútbol y los adultos se enzarzan en interminables conversaciones políticas acompañadas de café y tabaco. Nadie parece especialmente inquieto ni aliviado por la posibilidad de un ataque occidental contra Damasco. “A nosotros nos están bombardeando desde hace dos años y medio”, dice Ahmed Said, agricultor y veterano en el edificio, de 61 años. “Primero fue con armas automáticas, luego artillería pesada, después con carros de combate, más tarde con aviación, luego con misiles y con barriles explosivos y finalmente con armas químicas. Y nadie ha respondido a esos ataques. ¿Por qué lo iban a hacer ahora?”.

(Manu Brabo/AP).

Para Ahmed, la retórica occidental que amenaza con ataques puntuales contra el régimen sirio en respuesta al ataque con gases contra civiles del pasado 21 de agosto está vacía. Como él, otros muchos refugiados desconfían de las verdaderas intenciones de Estados Unidos y sus socios, que durante los dos años y medio que dura la represión y la guerra civil nunca castigaron –apenas cuestionaron- al régimen de Damasco. “No nos creemos que vayan a intervenir”, irrumpe Abu Yazen, de 33 años, rodeado de otros aldeanos de la localidad de Al Hawija, en la provincia de Hama, una población de 1.200 habitantes que ha quedado reducida a un montón de ruinas y medio centenar de moradores: todos combatientes rebeldes. “Estados Unidos miente, como todos los gobiernos occidentales y todos los Gobiernos del Golfo. Si quiere atacar, atacará a los civiles y luego dirá que han errado en su objetivo”, afirma Ahmed Abdelaziz, 38 años, en una peculiar percepción que indica hasta qué punto los sirios recelan de Washington, aliado regional de Israel, enemigo por antonomasia del pueblo árabe.

El peso de la invasión norteamericana de Irak, que empujó al país a una sangrienta guerra religiosa, la ocupación de Afganistán, los bombardeos con aviones no tripulados en países como Yemen y el doble rasero que emplea Estados Unidos en su trato con los países árabes -pese a su “escándalo moral” por el uso de gases contra población civil siria, apoya a la Junta golpista egipcia y su principal socio en el Golfo es Arabia Saudí, una dictadura extremista islámica regida por la Sharia y que no respeta los derechos más básicos para sus ciudadanos- alimentan una desconfianza histórica entre los árabes, bien reflejada por los comentarios de los ciudadanos sirios consultados. “Estados Unidos sólo busca su propio beneficio, no el de la gente. Si interviene será en busca en sus intereses, como hizo en Libia, no por motivos humanitarios. Nunca intervino a favor del pueblo de Egipto, ni de Túnez, ni de Siria”, asegura Mohamed, agricultor de 36 años.

(Manu Brabo/AP)

Niños sirios refugiados en Líbano (M.G.Prieto)

“En realidad, a Estados Unidos le interesa la debilidad de los países árabes, y en el caso de Siria le interesa más proteger a un régimen que ha salvaguardado la frontera con Israel durante 40 años que a la población civil. ¿Por qué van a bombardear a quien protege la frontera de su aliado? EEUU y Naciones Unidas sólo buscan el beneficio de Israel, y sólo tomarán decisiones por el bien de Israel”, prosigue.

La idea se repite entre los moradores de lo que tendrían que haber sido aulas universitarias, hoy habitaciones que acogen entre una y dos familias de refugiados, en el edificio abandonado cuya construcción fue abortada antes de su fin. Con el inicio de la crisis de refugiados, un colectivo de ONG locales pactó con los dueños la remodelación del edificio para destinarlo a acoger a ciudadanos sirios a cambio de dos años de alquiler: hoy, 857 personas están registradas como habitantes del inmueble, entre ellas 250 niños que han perdido dos cursos escolares y que hoy vagan, muchos sin calzado, entre los charcos de barro y la inmundicia que rodea el lugar.

(Manu Brabo/AP)

Este es el mayor edificio que hace las veces de campo de refugiados en Sidón pero no el único: hay otros seis inmuebles menores, todos en construcción, que albergan a sirios huidos del conflicto. En total, se estima que en Sidón hay unas 2.000 familias a los que habría que sumar otras 1.800 familias palestinas que han buscado refugio en Ain al Hilweh, el mayor campo de refugiados palestinos del Líbano. En total, el Líbano alberga ya a 1,2 millones de refugiados sirios, registrados o no, y la cifra amenaza con dispararse en los próximos días por la amenaza occidental contra Damasco: parte de la población de la capital siria está optando por huir y su salida natural es el Líbano. Si hace unos días salían a diario entre 500 y 1000 refugiados por el puesto fronterizo de Masnaa, la cifra se ha disparado: según fuentes oficiales libanesas, sólo el miércoles cruzaron la frontera 6.000 nuevos refugiados.

“Lo único que pretende Estados Unidos es que la gente, los sirios, nos sigamos matando”, se encoge de hombros Abu Yazen, de 33 años, sentado en el suelo de la habitación de cemento que ocupa con su familia. “Ya están avisando de qué posiciones pretenden bombardear. ¿Para qué lo hacen, para que las desalojen? Si atacan, atacarán al Frente al Nusra, los que ellos llaman terroristas, y no al régimen. Usarán el ataque para matar a los grupos islamistas, que son los únicos que nos han ayudado”.

(Manu Brabo/AP)

Sus palabras resumen la desesperación de un pueblo que, tras levantarse contra el régimen y ser arrastrado a la guerra civil por la represión y la retórica sectaria de la dictadura, simpatiza más con el extremismo islámico que con los países occidentales que volvieron la cara ante bombardeos contra población civil que han dejado más de 100.000 víctimas, más de seis millones de refugiados y desplazados internos y un país en ruinas. Mucho han cambiado las cosas desde que, en marzo de 2011, un grupo de adolescentes fuera arrestado y torturado por la Inteligencia siria por escribir “el pueblo quiere la caída del régimen” en un muro de Daraa, en imitación de las consignas que se coreaban en países vecinos envueltos en las llamadas primaveras árabes. Fue el inicio de un levantamiento popular que al principio exigía reformas y el final de la corrupción: a medida que corrió la sangre, pidió la caída del régimen.

Miembros del ELS atacan posiciones del Ejército de Assad (Manu Brabo/AP)

Padres, familiares y amigos de aquellos niños tomaron las calles exigiendo su liberación en una serie de marchas que serían reprimidas. Cada funeral se convertía en una nueva declaración de intenciones, y cada manifestación era más numerosa que la anterior: al ritmo que crecían en número, aumentaba la represión; a medida que aumentaba el número de muertos, se radicalizaban las exigencias de los manifestantes.

El régimen alternó promesas incumplidas con una respuesta militar que pretendía hacer regresar a su pueblo al terror. Los primeros soldados del Ejército de Bashar comenzaron a desertar meses después del inicio de las manifestaciones: denunciaban que eran forzados por sus superiores a abatir a los civiles que se manifestaban. Fueron el germen del Ejército Libre de Siria, un grupo armado y al principio homogéneo que no tardaría en convertirse en la denominación que representa a un millar de grupos armados, algunos fieles a los principios de la revolución y otros motivados y financiados por diferentes agentes exteriores con sus propias agendas políticas. El brutal asedio y bombardeo de Baba Amr, en Homs, y la pasividad internacional que acompañó aquel episodio sólo atrajo yihadistas al conflicto y animó a las potencias árabes, en especial a Qatar y Arabia Saudí –enemigos del régimen de Bashar Assad- a intervenir de forma masiva con armas, dinero e incluso combatientes. Los socios del régimen, Hizbulá e Irán, hicieron lo mismo apoyando con armamento y hombres a Assad, convirtiendo así a Siria en el terreno donde se libra la gran batalla sectaria regional.

Miembros del ELS  ayudan a un compañero caído en combate (Manu Brabo/AP)

La revolución quedó devorada así por la represión y el odio religioso, por los extremistas que la secuestraron y por los intereses exteriores que ven en el país árabe el escenario perfecto para dirimir sus diferencias sin verse manchados de sangre. El afianzamiento de milicias como Johbat al Nosra (asociada con Al Qaeda) o Ahrar al Sham y la entrada del Estado Islámico de Irak (la temida sucursal de Al Qaeda en la antigua Mesopotamia, responsable de muchos de los atentados suicidas que arrastraron a Irak a una guerra civil entre 2004 y 2009) en Siria han desfigurado el levantamiento social y amenaza incluso a muchos de sus promotores: son varios los activistas secuestrados, amenazados o asesinados por grupos extremistas.

Son una realidad sobre el terreno –en regiones como Alepo o Raqqa disponen de más fuerza militar que ninguna otra facción- a la que el ELS no se ha enfrentado hasta el momento. La consigna es cumplir el objetivo común (la caída del régimen) antes de dirimir sus diferencias, basadas en el futuro que cada facción desea para Siria, pero las primeras desaveniencias ya se están traduciendo en combates entre milicias. Los extremistas quieren imponer un Estado islámico rechazado por los activistas, por muchos combatientes del ELS y por una vasta parte de la población civil, suní moderada, y parece casi imposible que haya un entendimiento pacífico en el futuro. Si las divisiones internas son irreconciliables, las externas también: la oposición en el exilio ha sido incapaz de unirse en estos dos años y medio dando un lamentable espectáculo donde los intereses políticos y económicos de cada grupo y su patrón exterior se superponen a la sangre del pueblo sirio al que dicen representar.

Niño amputado tras un bombardeo del Ejército sirio en Alepo. (Manu Brabo/AP)

Le pregunto a Ahmed Said si no teme a los extremistas y se piensa la respuesta: “No lo sé, pero por el momento, son ellos los que están ayudando a la gente. No los países del Golfo ni Occidente, sino ellos”. El mismo pensamiento se extendió inicialmente en Irak, en los primeros años de invasión, cuando yihadistas de todo el mundo se instalaron allí con la excusa de ayudar a la insurgencia suní contra la ocupación norteamericana para, poco más tarde, desatar una guerra sectaria mediante coches bomba contra la comunidad chií. El Estado Islámico de Irak no tardaría en declarar un emirato en la provincia de Anbar sometiendo a la población al terror de su dictadura religiosa: sus propios adeptos y simpatizantes terminarían combatiéndoles hasta arrinconarles.

Son muchos quienes temen que Siria siga los pasos de Irak, ahora que las milicias afines a Al Qaeda se fortalecen –el Estado Islámico de Irak y de Levante, que actúa en Siria, ha prometido un “volcán de venganzas” en respuesta al ataque químico– y son muchos quienes temen que el Líbano siga los de Siria. Con una población diversa religiosamente, un número abrumador de armas y las heridas de la guerra civil aún abiertas y avivadas por los líderes políticos –los mismos señores de la guerra que alimentaron el conflicto libanés entre 1975-1990-, el país del Cedro se ha convertido en el principal receptor de refugiados sirios y en la nación más expuesta al efecto contagio. Son más de un millón (en un país de 3.5 millones de habitantes) los sirios que han encontrado refugio en el país vecino, malviven de alquiler ante la ausencia de campos oficiales (se han contabilizado 383 concentraciones de tiendas, o campos improvisados) y salvo aquellos que no pueden mantenerse económicamente (El Líbano no reconoce la existencia de sus refugiados y no les ayuda como Estado) nadie piensa en regresar a Siria por el momento, ni siquiera si se produce una intervención occidental.

Miembro del ELS  intenta reanimar a un niño herido un bombardeo del Ejército sirio en Alepo (Manu Brabo/AP)

“A ninguno nos ha sorprendido que el régimen haya gaseado a la población de Damasco”, continúa Ahmad Said mientras sorbe café con cardamomo. “Son criminales, nos bombardean con Scuds, con barriles de dinamita… Si Estados Unidos ataca, lo hará de forma compasiva para el régimen. Será una respuesta puntual, pero los sirios no se quedarán quietos tras el ataque con armas químicas. Intentarán recuperar todo el país, y lo podrían hacer fácilmente si tuviesen aviones o cohetes”.

“Tendrían que haber intervenido hace mucho tiempo”, añade Farid Salloum, su cuñado, de 57 años. “La mitad de los grupos islamistas son una invención del propio régimen, les creó el régimen para enviarles a Irak hace unos años y ahora les usa para que manchen la imagen del Ejército Libre de Siria”, asegura. Durante la guerra civil siria, Damasco se caracterizó por proteger a parte de los grupos armados suníes, que aprovechaban la retaguardia siria para reorganizarse y realizar contactos exteriores: entre 2005 y 2010, era fácil encontrar a los líderes de las facciones más radicales, perseguidos por las autoridades de Irak, en despachos damascenos en un ejemplo más de la capacidad siria para pactar con todo aquel que le pueda beneficiar, más allá de afinidades políticas, económicas o religiosas. Muchos de esos combatientes iraquíes que una vez se vieron protegidos por el régimen se han sumado a las filas del ELS para combatirlo.

Refugiados sirios llegan  a la frontera (Manu Brabo/AP)

Salloum relata el día que decidió abandonar Al Hawija. “Nos habíamos refugiado en casa de mi hermano, había 20 mujeres y niños en la casa, incluida mi madre, de 90 años. Bombardearon la casa desde el aire: murieron cinco de mis familiares y 15 resultaron heridos. De eso hace 11 meses: nos fuimos de Siria y nunca hemos regresado. ¿Cómo se puede definir al hombre que ordena matar mujeres y niños de su misma nacionalidad? No es sirio, no es musulmán, no es humano”, dice moviendo la cabeza con gesto negativo.

http://periodismohumano.com/en-conflicto/si-eeuu-interviene-sera-en-busca-en-sus-intereses.html

 

Siria: discursos e imposturas

Por Juan Antonio Sacaluga

Tanto valor tiene la vida de las victimas gaseadas en Siria, masacradas en Libia o asesinadas en ciudades y aldeas kosovares, como las acribilladas a tiros en las calles de El Cairo o de Bahréin o en cárceles clandestinas de los amigos que hacen el trabajo sucio a los intereses norteamericanos. Y no todos los tiranos o asesinos reciben el mismo tratamiento.

| 30 Agosto 2013 – 18:17 h.
FOTO: Casa Blanca | Por Amanda Lucidon

FOTO: Casa Blanca | Por Amanda Lucidon

Cualquiera de estas noches (esta semana, quizás), Estados Unidos, con apoyo aliados menor, lanzará misiles desde sus aviones y barcos contras instalaciones militares sirias, en acción de represalia por el uso de armas químicas en la guerra contra los rebeldes, que parece haber causado centenares de víctimas civiles.

Se tratará de un ataque limitado, en intensidad y tiempo, cuyos efectos habrá que esperar para evaluar. Oficialmente, el objetivo no es propiciar el derribo del régimen sirio, sino efectuar un castigo por una acción indigna de gobiernos civilizados. Es decir, un nuevo acto de guerra justiciera, que tiene escasa credibilidad y menos sostenibilidad legal.

Obama se tomará tiempo para analizar el resultado de las investigaciones de los observadores de la ONU, pero miembros de su gobierno ya han adelantado que disponen de evidencias muy comprometedores para el régimen de Damasco.

Es difícil oponerse a intervenciones de este tipo porque parecen fundadas en consideraciones morales aparentemente positivas: se castiga a unos dirigentes que no dudan en emplear armas letales repugnantes contra su propio pueblo con tal de afianzar sus posiciones de poder. Ocurrió en Irak, en Kosovo, en Libia. Y ahora, con toda seguridad, en Siria. Pero los motivos morales no sólo son insuficientes porque necesitan ser sustentadas jurídicamente. Además, esa supuesta justicia es puro oportunismo o cinismo. Tanto valor tiene la vida de las victimas gaseadas en Siria, masacradas en Libia o asesinadas en ciudades y aldeas kosovares, como las acribilladas a tiros en las calles de El Cairo o de Bahréin o en cárceles clandestinas de los amigos que hacen el trabajo sucio a los intereses norteamericanos. Y no todos los tiranos o asesinos reciben el mismo tratamiento.

El sustento legal, proporcionado por la ONU, es casi imposible. Rusia bloqueará el respaldo del Consejo de Seguridad, también por conveniencia propia, aunque con argumentos diferentes a los países occidentales y árabes aliados. Otros fundamentos legales manejados, como el Protocolo de Ginebra (1925) y la Convención sobre armamento químico (1933), si bien prohíben expresamente el uso de armas químicas, no amparan ataques militares contra países que lo hagan.

EL EJEMPLO DE KOSOVO

Se ha invocado el antecedente de Kosovo como modelo de actuación en Siria. Sin embargo, existen diferencias notables entre ambos casos. Washington asegura que con esta operación inminente no pretende acabar con el régimen de clan Assad. En cambio, el ataque contra Serbia, en represalia por las actuaciones militares de represión de la rebelión armada albano-kosovar, tuvo precisamente como efecto casi directo el derrocamiento de Slobodan Milosevic. Estados Unidos destruyó no sólo la capacidad militar serbia, sino que debilitó profundamente las estructuras de poder y control político y social del hombre al que abusivamente se le ha atribuido la responsabilidad de las guerras yugoslavas de los noventa.

La decisión del entonces Presidente Clinton estuvo revestida de consideraciones similares a las que ahora emplea el entorno del Presidente Obama. Pero se trata de situaciones muy distintas y de motivaciones opuestas. Clinton quería acabar con Milosevic, lo dijera o no, y sabía que su intervención sería completamente decisiva en ese sentido. Obama se niega a involucrarse de forma directa en el desenlace de la guerra interna siria y sus principales asesores diseñan una operación limitada que carezca de esos efectos decisorios.

En todo caso, el ejemplo de Kosovo, presenta demasiadas contradicciones e incongruencias, para resultar concluyente, como ha demostrado el profesor norteamericano Michael Glennon.  Es la lógica de las relaciones internacionales: ni la invocación moral ni la causa legal responden a principios y valores universales. Los intereses de cada cual en cada momento preparan los argumentos, los adaptan y los convierten en instrumentos de las políticas convenientes.

LA RETICENCIA DE OBAMA

En el ánimo reticente de Obama influye el escaso convencimiento de que una acción limitada pueda impedir otro ataque químico sirio. Le preocupa más que se inicie una espiral de intervención que le haga tomar un partido más claro, cuando no hay una alternativa clara de poder en Damasco que resulte más favorable a los intereses norteamericanos y occidentales. Durante años, Washington y otras capitales aliadas (europeas y árabes) han estado proporcionando apoyo político, logístico y, bajo cuerda, cierta asistencia militar a la oposición armada. Pero los rebeldes han sido incapaces de formar una alianza sólida, de elaborar un programa común de gobierno y de garantizar un futuro sin revanchas ni sectarismos. Más bien al contrario, a medida que avanzaba y se envilecía el conflicto, han ido imponiéndose los elementos más radicales y revanchistas. Como es bien sabido, en muchos de los frentes donde los rebeldes llevan ventajas a las fuerzas gubernamentales, el control está en manos de militantes afiliados a Al Qaeda, con no poca presencia de combatientes no sirios. Que Estados Unidos termine propiciando el triunfo de socios de la organización fundada por Bin Laden resultaría una paradoja difícil de digerir, incluso para los más cínicos defensores de la teoría realista de las relaciones internacionales.

No obstante, un Presidente de Estados Unidos no se puede inhibir. No del todo, al menos. Por eso, hace unos meses, ante la aparente desesperación por el avance de los rebeldes en algunos frentes, se temió que el gobierno sirio empleara armamento químico pare frenarlos. Obama proclamó que esa acción hipotética constituiría una “línea roja”, que, en caso de franquearse, provocaría una respuesta norteamericana. Algunos vieron en esa declaración del Presidente un enorme reto, porque Obama se ataba las manos, se obligaba a actuar.

Como era de esperar, se produjeron posteriormente denuncias de empleo limitado de arsenal químico, algunas supuestamente acreditadas por medios solventes de prensa, como el diario francés LE MONDE. Obama no consideró probado que se hubiera rebasado esa ´línea roja” y se limitó a autorizar el envío limitado de armas a los rebeldes. Recibió críticas de unos y otros.

Ahora parece que las evidencias de ataque químico son más contundentes y difíciles de orillar. Se habrían interceptado conversaciones comprometedoras entre mandos militares del régimen que probarían el empleo de gases en los alrededores de Damasco. En todo caso, no deja de resultar extraño ese ataque químico cuando se encontraban muy cerca del lugar observadores de la ONU. Salvo que la decisión de emplear ese armamento fuera de un jefe militar local y no del alto mando sirio, lo cual no es descartable debido al relativo descontrol que se detecta también en las fuerzas gubernamentales.

LA DIMENSION REGIONAL

En todo caso, los interesados en que Washington imprima un nuevo golpe de tuerca en el reequilibrio de la balanza regional consideran que el  futuro de la guerra en Siria está vinculado al problema de Irán, que es ahora la preocupación de no pocos aliados de Estados Unidos en la zona, con Israel y reino saudí a la cabeza. Que Siria sea el gran aliado de Irán en la zona, con el apéndice nada desdeñable del partido/milicia libanés Hezbollah. La eliminación del clan Assad y, en consecuencia, del predominio histórico de la minoría alawi (rama local del chiismo) en Siria ha sido una opción muy tentadora para los gobiernos de Jerusalén y Ryad. Al cabo, en esas capitales se piensan que las franquicias de Al Qaeda que combaten ferozmente en Siria podrán ser desbaratadas una vez derribado el régimen de Assad, fortaleciendo, incluso militarmente, a los sectores más moderados y favorables a los intereses occidentales.

Obama no lo tiene tan claro. Y, en todo caso, aunque ese fuera a la postre el resultado final, el proceso sería penoso y amenazaría permanentemente, durante su desarrollo, con una implicación más o menos directa de Estados Unidos, en un momento en que el Presidente desea desembarazarse de guerras y no enfangarse en otras nuevas. Obama desea poder culminar su mandato presidencial con logros relevantes de naturaleza social en su país y lo que menos necesita es continuar destinando recursos y energía a conflictos externos de muy difícil gestión. De ahí la reluctancia de su ánimo a intervenir en la guerra siria. Así lo percibe la gran mayoría de la opinión pública norteamericana, contraria a involucrarse en este conflicto.

Hace tres años, no resultaba factible a corto plazo la desestabilización del gobierno de Damasco. Al contrario, se había ensayado un cierto acercamiento con Assad para reavivar conversaciones secretas de paz con Israel. El objetivo era el mismo: aislar a Irán; pero la estrategia era distinta: debilitando los lazos de Damasco con Teherán ofreciendo al régimen sirio otros estímulos más atractivos. Uno de los participantes en esa estrategia de acercamiento fue precisamente John Kerry, hoy jefe de la diplomacia norteamericana y entonces cabeza de la Comisión de Relaciones exteriores del Senado. La rueda del tiempo arroja estas paradojas.

En definitiva, Obama decidirá atacar, atrapado en su propio discurso ‘humanitario’. La reputación moral de Estados Unidos será reivindicada (al menos para los incautos). Assad podrá encajar el golpe y, aunque invoque venganzas catastróficas, se contentará con recomponer el tipo y seguir ganando terreno, como ha hecho en los últimos meses.  Los medios se ocuparán de esta escaramuza y dejarán de prestar atención, por unos días, a otros escenarios sangrientos regionales como Irak (que ha vivido un verano atroz), Egipto (donde los generales ya actúan sin máscara  con una lógica represiva sin ambages) o la propia guerra interna siria abandona a una deriva sin final a la vista.

http://www.nuevatribuna.es/articulo/mundo/siria-discursos-imposturas/20130830180153095996.html

EEUU no puede relacionar el ataque químico en Siria directamente con el Gobierno

29/8/2013

x Russia Today

Los servicios de inteligencia del régimen estadounidense no encuentran la relación, filtra la agencia de noticias ‘AP’. Si cae Siria, cae Irán y luego Rusia

Según la agencia, que hace referencia a un oficial de inteligencia y dos altos cargos políticos de EE.UU. que hablaron bajo la condición de anonimato, las conversaciones interceptadas de los militares sirios no aportan evidencias suficientes para vincular los ataques químicos con Al Assad.

Detallan que en las conversaciones no hubo referencia alguna a un oficial de alto rango del círculo del presidente como para atribuir inequívocamente la orden del uso del gas mortal al mandatario sirio.

‘AP’ denuncia que precisamente esta es la razón por la cual la Casa Blanca todavía no ha presentado al público el informe que prometió hace tiempo sobre el caso sirio. Con la colaboración de Jordania, Arabia Saudita, Israel e informadores locales, la inteligencia de EE.UU. sigue buscando datos adicionales que excluyan la posibilidad de que el Ejército hubiera recurrido al armamento químico sin la autorización de Al Assad.


«Si cae Siria, cae Irán y luego el ataque va directamente contra Rusia»

Poder atacar Irán, promover intereses propios en Oriente Próximo, lanzar una destrucción generalizada de la región y lanzar «un enorme desafío a Rusia» son los objetivos de la intervención internacional en Siria, según el analista Adrian Salbuchi.

«Lo que quiere EE.UU. es llegar a Irán, pero a través de Damasco. Primero, tienen que hacer caer a Damasco para concentrar luego todo el fuego contra Irán», insiste Salbuchi. Las acusaciones contra el Gobierno de Al Assad sobre el uso de gas mortal son absurdas, opina. «En EE.UU. hay una actitud de tolerancia cero hacia los estados auténticamente soberanos que no se alinean a EE.UU. No hay puntos intermedios: o se está con EE.UU. o se está en contra de ellos», comenta el analista.

Al mismo tiempo, advierte de que una acción militar en Siria podría desembocar en unas consecuencias totalmente imprevisibles. «Siria es un aliado tradicional de Rusia. Si cae Siria, luego cae Irán y luego el ataque va directamente contra Rusia, con lo cual estamos viviendo momentos muy, muy peligrosos. Se está jugando con fuego y el descontrol de esta situación incluso podría derivar en una confrontación entre las potencias occidentales y Rusia y sus aliados de consecuencias absolutamente imprevisibles», argumenta.

La retórica bélica de países como EE.UU., Reino Unido, Francia, Turquía y Alemania hacia Siria se incrementó en los últimos días. A pesar de que los investigadores de la ONU todavía no han confirmado los ataques químicos durante el conflicto sirio, dan por hecho el uso de gases mortales por parte de las tropas gubernamentales e insisten en la necesidad de emprender una acción militar en Siria sin la autorización de la ONU, ya que la iniciativa requeriría la aprobación por parte de Rusia y China en el Consejo de Seguridad, y ambos estados se oponen a la intervención internacional en el país árabe.

http://actualidad.rt.com

http://www.lahaine.org/index.php?p=71325

Siria, el imperio Yanqui y el miedo

 por Octavio Fraga Guerra

Miércoles, 28 de Agosto de 2013
Están dispuestos a matar y aniquilar a pueblos enteros sin que la paz se asome a nuestras ventanas, a nuestros portales.

El imperio yanqui alista sus garras para dar un golpe demoledor al pueblo sirio. La historia de esta declarada y reiterada prepotencia tiene una cronología fundamentada en hechos históricos. Pero hablo de la incapacidad de los “emperadores” de este planeta en renunciar a los más viles y sanguinarios métodos para resolver los “problemas del Medio Oriente” y de la humanidad, en el que Siria y su gobierno ocupa portadas hoy.

Hombres y mujeres, niños y niñas de Iraq, de Afganistán y de Libia han quedado en las cunetas de la muerte como cifras sin historias y sin nombres. Son los anónimos de un escalonado y calculado genocidio que está aún por ser contabilizado. A fin de cuentas para los gobernantes asesinos del “American way of life” son eso. Cifras, números inocuos, datos estadísticos, ceros y unos de potentes servidores y poco más.

Ellos cumplen una “noble tarea”. Tomar el control de las grandes reservas de petróleo de la región para perpetuar un modelo de sociedad, donde el consumo es el declarado indicador de prosperidad y desarrollo en un sistema decadente, prepotente, genocida y guerrerista. Un modelo de sociedad excluyente, elitista y clasista que persiste aferrado al papel moneda como el principal estatus de la felicidad.

Están dispuestos a matar y aniquilar a pueblos enteros sin que la paz se asome a nuestras ventanas, a nuestros portales. Los que vivimos “en el primer mundo”, seguiremos gozando de las “bondades” de estos descerebrados de la historia ante un planeta que solloza de dolor y de impotencia por la brutalidad de estos bárbaros vestidos con elegantes corbatas. Pero esta “certeza” esta enflaqueciendo.

El criminal de guerra Barack Obama y sus aliados de occidente -en las últimas décadas- han sembrado el terror en millones de hombres y mujeres de nuestra única casa. Obama ha continuado la labor guerrerista de su antecesor George W. Bush. El otorgamiento infame como Premio Nobel de la Paz ha sido una ancha puerta para continuar con su ofensiva militarista.

Las protestas de los movimientos sociales de los Estados Unidos en contra de las políticas económicas del norte imperial han sido brutalmente reprimidas. En Chile los dignos estudiantes que luchan en la calle por una educación pública, han probado la bota de la gendarmería, heredera del espíritu del dictador Augusto Pinochet. A Sebastián Piñera no le ha temblado la mano para amedrentar el reclamo de los jóvenes que sueñan con un modelo educativo público y para todos.

El pueblo griego ha dado pruebas de dignidad, de lucha y de entereza ante el robo de sus exiguos recursos financieros de mano de políticos, bancos y empresarios carroñeros. La Unión Europea y los principales mecanismos financieros internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, entre otros) han sabido ahogar a millones de griegos que viven en condiciones de penurias. Europa es hoy un rebotar de indignación ante los poderes subordinados al gran capital. La democracia representativa está en la mirilla de los claman por un mundo justo y de iguales.

El pueblo español ha sido particularmente reprimido en los últimos dos años, en medio de un escenario convulso de cambios en la sociedad. Pero más que cambios, asistimos al reforzamiento y la aceleración del modelo capitalista. En esta carrera el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha hecho su labor de zapa de manera burda, dejando clara su verdadera esencia ideológica. Los postulados del franquismo están vigentes en un Estado Español que vive en la incertidumbre.

El símbolo de la represión en tierras del Quijote, han sido los más de veintes jóvenes que han perdido sus ojos por la brutalidad de las fuerzas policiales que en nombre de la ley “hacen su trabajo”.

Asistimos por tanto a la década del miedo. Seguramente los historiadores podrían ampliar este período, pero prefiero afirmar en base a certezas. Obama y sus cómplices guerreristas han sabido inocularlo en tiempos de crisis. Se habla de una crisis económica global. Yo afirmo que estamos ante los balcones de una crisis universal de los valores.

La guerra, la manipulación y la desinformación de los medios. La privatización de los recursos estratégicos. El posicionamiento en un segundo plano de los valores sociales, políticos y culturales de los pueblos. El perfeccionamiento de las herramientas de control con el uso de las redes y los sistemas de espionaje, -entre otras de particular importancia-, son parte de una gran estrategia que se empeña en aniquilar las más nobles causas de la humanidad.

Vivimos en una sociedad global fragmentada. Esta llana idea es la mejor expresión del miedo. Cada quién se ocupa de lo suyo. Cada familia es un mundo de cascarón a puertas cerradas. Las urgencias que nos deberían ocupar a todos son asunto de la ley, del estado capitalista y del orden público. Pero la ley, el estado capitalista y el orden público están -cada vez más- corroídos y apestan.

Los medios juegan un protagónico rol en inocularnos el miedo por todas las vías posibles. No podemos olvidar el papel ejecutor de soldadesca brutal que juegan las fuerzas policiales en acallar la voluntad soberana de los pueblos.

Ante la muy probable intervención militar de las tropas yanquis en territorio sirio, la humanidad ha de ser convocada para detener este genocidio. La guerra ha de ser desterrada de nuestra casa.

¿No basta con la lección aprendida en toda la historia de la humanidad? ¿Cien millones de hombres y mujeres muertos en la Segunda Guerra Mundial no son hechos suficientes para hacer causa común? ¿Tendrán que explotar otras bombas nucleares como sucedió en Hiroshima y Nagasaki responsabilidad del gobierno de los Estados Unidos para que entendamos de una vez y por todas lo que está en juego en nuestro planeta?

Podría seguir aportando hechos históricos como la participación activa y protagónica del gobierno de los Estados Unidos en lo que hoy es conocido en los anales de la historia como la “Operación Cóndor”. Cientos de miles de latinoamericanos murieron, fueron torturados o fueron forzados al exilio ante la brutalidad de las dictaduras en una América que hoy exhibe luz, unidad y esperanza.

Ante los hechos que se nos avecinan, debemos despojarnos de toda flaqueza y unirnos ante una tarea gigante, noble y necesaria. La paz definitiva entre todos los pueblos. Nos asiste el deber moral de exigirles a los gobernantes de Occidente y los que apoyan la guerra contra Siria, que se sienten a dialogar pues es la única acción posible en este escenario convulso de nuestro planeta.

www.cinereverso.org

http://www.kaosenlared.net/secciones/s/derechos-humanos/item/66759-siria-el-imperio-yanqui-y-el-miedo.html

Obama dice que aún «no ha tomado una decisión» sobre una posible intervención en Siria

 

«He recibido opciones por parte de nuestras fuerzas armadas, y he tenido extensas discusiones con mi equipo de seguridad nacional», dice el presidente de EEUU

 

EFE Washington 29/08/2013

 

Obama, este miércoles en Washington. REUTERS/Kevin Lamarque

Obama, este miércoles en Washington. REUTERS/Kevin Lamarque

 

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó este miércoles que aún «no ha tomado una decisión» acerca de un eventual ataque a Siria, pero dejó claro que atribuye al régimen de Bachar al Asad el uso de armas químicas contra civiles, por lo que deberá rendir cuentas.

«No he tomado una decisión (con respecto a Siria), he recibido opciones por parte de nuestras fuerzas armadas, y he tenido extensas discusiones con mi equipo de seguridad nacional», dijo Obama en una entrevista con la televisión pública PBS.

Noticias relacionadas

http://www.publico.es/internacional/465062/obama-dice-que-aun-no-ha-tomado-una-decision-sobre-una-posible-intervencion-en-siria

 

Nuevo fraude de las pruebas sobre las armas químicas en Siria

Parecen existir serias dudas de que el ataque con armas químicas en Siria se haya efectuado por las tropas gubernamentales; muchos indicios apuntan a que hayan sido los rebeldes los causantes.

A continuación dejo este vídeo desmontando la versión de U.S.A. y otros países para justificar la intervención armada en Siria.

Fuente en Youtube: ArmasContraGuerrasArmasContraGuerras

http://www.youtube.com/watch?v=eZJYs5Qnyjc&feature=youtu.be

 

Amplio rechazo mundial a una intervención militar contra Siria

El secretario general de la ONU, el Parlamento Europeo, Rusia, China y Líbano fueron algunas de las voces que cuestionaron los preparativos militares. Piden pruebas sobre el uso de armas químicas.

Las autoridades de varios países y organismos internacionales rechazaron hoy una posible intervención militar en Siria por parte de las potencias occidentales, como respuesta al presunto uso de armas químicas en el país árabe.
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El canciller de Rusia, Serguei Lavrov, expresó que una intervención militar en Siria sólo logrará desestabilizar más la situación en el país árabe que desde hace dos años atraviesa una guerra civil, donde el Ejército se enfrenta a insurgentes armados que quieren derrocar al presidente Bashar Al Assad.

Lavrov mantuvo una charla telefónica con el negociador de la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, en la que acordaron que «todas las partes deben ser responsables y no repetir los errores del pasado», en referencia a la invasión estadounidense en Irak en 2003 por la presunta presencia de armas de destrucción masiva que nunca fueron halladas.

En un comunicado firmado por la Cancillería rusa, destacan que el agravamiento de la tensión en Siria se debe «a las declaraciones y pasos dados por una serie de países» como Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, que ayer se mostraron dispuestos a atacar al país árabe.

En tanto, Brahimi negó que una eventual intervención militar en Siria tenga legitimidad, al enfatizar que para eso necesitan el aval del Consejo de Seguridad de la ONU.

«El derecho internacional es claro con respecto a esto y dice que una acción militar debe ser emprendida después de una decisión del Consejo de Seguridad», afirmó el diplomático argelino.

En la misma línea, el presidente del Líbano, Michel Suleiman, abogó por la búsqueda de una solución política al conflicto en el país vecino, al tiempo que reiteró su llamado a mantener el Líbano al margen de la crisis en vistas de preservar la seguridad de su país.

«Hemos decidido seguir ese asunto manteniendo nuestros deberes y obligaciones humanitarias y jurídicas, pero protegiendo al Líbano de las repercusiones y de las cargas adicionales que pueden incrementar la tensión», expresó Suleiman citado por la agencia de noticias EFE.

Asimismo, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hizo hoy un llamado a agotar las instancias diplomáticas antes de cualquier intervención militar en Siria, y pidió tiempo para que los expertos de la ONU que ingresaron hoy a investigar el presunto uso de armas químicas, terminen el peritaje.

«Demos una oportunidad a la paz, demos una oportunidad a la diplomacia», rogó Ban desde la sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.

Por su parte, el Parlamento Europeo consideró fundamental que antes de una eventual ataque se presenten pruebas concluyentes sobre el uso de armas químicas.

El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, Elmar Brok, solicitó a Estados Unidos que publique las pruebas que dice tener sobre el uso de armas químicas por parte de las fuerzas de Al Assad.

En la misma línea, un grupo de socialistas y demócratas dentro de ese Parlamento pidió «pruebas exhaustivas» antes de avanzar con cualquier intervención.

Por otro lado, el gobierno chino, si bien mantuvo silencio sobre la campaña militar que prepara Estados Unidos, a través de un diario oficialista hizo referencia a una repetición de la guerra de Irak hace diez años.

«La esencia de la guerra de Irak fue esquivar a las Naciones Unidas y cambiar el Gobierno de una nación soberana con ayuda de la fuerza», afirma la editorial de hoy del Diario del Pueblo.

Asimismo recuerda que aquel conflicto «contravino los principios básicos de moralidad y justicia» y puede repetirse de forma inminente en Siria.

Agrega que la comunidad internacional debe «evitar que en Siria se repita lo sucedido hace una década en Irak, cuando Estados Unidos usó el pretexto de las armas de destrucción masiva para derrocar el gobierno de Saddam Hussein”.

Las amenazas contra Damasco comenzaron luego de que la semana pasada la oposición siria denunciara que el ejército usó armas químicas en un ataque que dejó más de mil muertos, según un sector de la oposición, y 400 según otra rama.

El gobierno negó «categóricamente» haber usado armas químicas y señaló que fueron sus soldados quienes hallaron tóxicos en un refugio de los insurgentes y hoy presentó pruebas de ello ante la ONU.